En la pared de la oficina del Rev. Brian Wharton en la Primera Iglesia Metodista Unida de Onalaska hay un pasaje bíblico, Miqueas 6: 8: "¿Y qué exige el Señor de ti? Practicar la justicia, amar la misericordia y humillarte ante tu Dios".
Justicia. Misericordia. Humildad.
Para Wharton estas no son simples sugerencias; son una brújula que orienta su camino vital, especialmente al afrontar decisiones tomadas en su pasado.
Dieciséis millas al sur de la iglesia donde Wharton es pastor, Robert Roberson se encuentra en el corredor de la muerte en la Unidad Polunsky del Departamento de Justicia Penal de Tejas. Durante más de dos décadas, estos dos hombres, Wharton y Roberson, han estado conectados por una tragedia ocurrida en 2002.
En aquel entonces, antes de que Wharton se incorporara al ministerio, trabajaba como detective en el Departamento de Policía de Palestina, donde dirigió la investigación de la muerte de Nikki, la hija pequeña de Roberson. Después de que Roberson llevara a Nikki a urgencias, el personal médico y la policía creyeron que su condición se debía a lo que entonces se entendía como el "síndrome del bebé sacudido" (SBS por sus siglas en inglés). La actitud de Roberson en el hospital despertó nuevas sospechas pues no parecía tan angustiado como cabría esperar de un padre en duelo. Finalmente, Wharton arrestó a Roberson y testificó como testigo clave en su juicio por asesinato capital. Roberson fue declarado culpable y condenado a muerte en 2003.
Tras dejar la policía y responder al llamado de Dios para convertirse en pastor, Wharton albergaba dudas sobre si realmente se había hecho justicia. Su inquietud se acentuó al enterarse de los nuevos acontecimientos en el caso de Roberson, que arrojaron serias dudas sobre la condena, incluyendo:
• Evidencia de enfermedades preexistentes de Nikki que fueron tratadas inadecuadamente, lo que pone en duda el controvertido diagnóstico de SBS,
• Un número significativo de expertos médicos, biomecánicos y forenses han concluido que el SBS no fue la causa de la muerte y que probablemente no se cometió ningún delito, y
• A Roberson se le ha diagnosticado autismo, lo que redefine su apatía al momento de la muerte de su hija, así como cuando compareció ante el jurado.
Consciente de estos factores por el equipo legal de Roberson, Wharton se ha convertido en un firme defensor de su liberación. “Este caso ha sido una carga para mí y para mi alma” dijo Wharton.
Una confesión y una vocación
La primavera pasada, los caminos de ambos hombres se cruzaron de nuevo cuando Wharton visitó la unidad penitenciaria donde Roberson está encarcelado. Wharton habló con Roberson, le confesó los errores que cometió en la investigación y le expresó su pesar: "Lamento que estés aquí y que sigas aquí".
A su vez, Roberson le ofreció unas palabras de perdón y luego dijo: "Solo espero y oro para que podamos arreglar las cosas juntos".
El tiempo se agotaba rápidamente para Roberson pues la fecha de ejecución estaba fijada para el 17 de octubre de 2024. En un intento por salvarle la vida, Wharton concedió entrevista tras entrevista: declaró públicamente en The New York Times, Dallas Morning News, NBC, CNN y todos los medios locales que lo escucharon (Para leer más, vea El Proyecto Inocencia). También testificó ante el Comité de Jurisprudencia Penal de la Cámara de Representantes de Tejas en nombre de Roberson. Su decisión de expiar públicamente sus errores de juicio en el caso de Roberson tuvo un precio, lo que lo enfrentó con antiguos colegas y otras personas. Aun así, continuó con sus deberes pastorales en la Primera Iglesia Metodista Unida de Onalaska mientras abogaba por la justicia y la misericordia.
En agosto de 2024 Wharton se dirigió a su congregación y dijo: “No les pido ni insisto en que entiendan todo lo que hay que entender sobre Robert, ni sobre si es culpable o inocente, pero como seguidor de Jesucristo, debería decirle al Estado de Tejas y a cualquiera que le preste atención: la pena de muerte no es el camino de Cristo. Punto”. (Houston Chronicle).
En el último momento, la Corte Suprema de Tejas emitió una suspensión de la ejecución de Roberson y su caso aún está en apelación. Sin embargo, este verano se anunció una nueva fecha de ejecución para el 16 de octubre de 2025.
El testimonio de la iglesia
Sin duda, tanto las convicciones históricas como las contemporáneas de La Iglesia Metodista Unida se oponen a la pena de muerte. Adoptados inicialmente por la Conferencia General de 1972, los Principios Sociales se fundamentan en la tradición wesleyana que entrelaza la devoción personal con la santidad social. En consonancia con la afirmación de la iglesia durante los últimos 50 años, los Principios Sociales Metodistas Unidos recientemente revisados, exigen nuevamente el fin de la pena de muerte:
¶ 163 D. La pena de muerte
Nuestro compromiso con la dignidad y el valor inherentes de cada persona y nuestra postura histórica como Metodistas Unidos/as nos obligan a oponernos a la pena capital y a la imposición de la pena de muerte. La pena de muerte es una sentencia de ejecución impuesta a una persona legalmente condenada.
Trágicamente, la pena de muerte agrava la pérdida de vidas humanas con el arrebato deliberado de otra vida. Además, su administración afecta desproporcionadamente a las personas que viven en la pobreza, a las personas sin educación, a quienes viven en comunidades raciales y étnicas marginadas y a las personas con discapacidades mentales. Además, los avances tecnológicos modernos han demostrado que un número significativo de personas son condenadas injustamente por los delitos que se les imputan. Estas injusticias nos llevan a cuestionar la aplicación justa de la pena de muerte y su congruencia con el derecho fundamental a un trato justo e igualitario ante la ley.
Por lo tanto, exigimos la abolición de la pena de muerte e instamos a las personas y congregaciones a informarse sobre la postura histórica de La Iglesia Metodista Unida y sus predecesoras, especialmente la Iglesia Evangélica de los Hermanos Unidos. Además, pedimos a los/as pastores/as y congregaciones que se comprometan a ministrar a quienes han perdido a sus seres queridos a causa de delitos violentos y a apoyar a las familias sin juzgarlas mientras enfrentan las exigencias contrapuestas de la justicia, la compasión y la sanación.
La Iglesia cree que cada individuo tiene un valor sagrado y que la redención siempre está disponible por la gracia de Dios. En cualquier caso de pena capital, el error humano y las fallas del sistema crean el riesgo de una ejecución injusta. Matar a otro ser humano, independientemente de su culpabilidad o inocencia, agrava el daño y la pérdida de vidas.
Elegir un camino de humildad
Convencido de la inocencia de Roberson, Wharton continúa su lucha por corregir errores del pasado. A principios de este año sus esfuerzos de defensa de Roberson fueron reconocidos en la reunión anual de la Coalición de Tejas para la Abolición de la Pena de Muerte (TCADP por sus siglas en inglés), donde recibió el Premio al Valor 2025 de la TCADP. Este premio reconoce a personas que han vivido la pena de muerte de primera mano y han compartido sus experiencias con los responsables políticos y el público en general.
Rev. Brian Wharton con el Premio al Valor 2025 otorgado por la TCADP. Foto cortesía de TCADP/Estudio Búho Rojo.
Al aceptar el premio, Wharton compartió algunas palabras. Habló de su fe y de haber sido criado por padres que le enseñaron el valor de decir la verdad y hacer lo correcto, incluso si era difícil. Sus padres le enseñaron a ser fiel a su tarea y a vivir una vida de servicio a los/as demás.
“Es extremadamente raro que alguien en el sistema de justicia penal admita un error, y aún más raro que lleguen a los extremos que él ha llegado para reparar el daño y responsabilizarse” afirmó Kristin Houlé Cuellar, directora ejecutiva de TCADP.
Claramente, para el Rev. Brian Wharton, Miqueas 6: 8 es más que un versículo; es el camino que ha elegido. Un camino que busca la justicia, muestra misericordia y camina humildemente con Dios. Un camino que espera que conduzca, antes de que sea demasiado tarde, a la justicia para Robert Roberson.
Para Participar
• Agregue su nombre a la petición para detener la ejecución de Robert Roberson (programada para el 16 de octubre de 2025).
• Comprométase a apoyar al Rev. Brian Wharton y a las comunidades religiosas de todo Tejas en oración por Robert Roberson el fin de semana del 11 y 12 de octubre.
• Descargue la tarjeta Fe y Hechos: “Pena de Muerte” (Junta General de Iglesia y Sociedad) para crear conciencia sobre lo que la Biblia y La Iglesia Metodista Unida dicen sobre la pena capital.
* Smith es anciana metodista unida jubilada que actualmente forma parte del comité de Iglesia y Sociedad de la Conferencia Anual de Tejas. También es miembro de la junta directiva de la Coalición de Tejas para la Abolición de la Pena de Muerte. Kelsey Johnson es miembro laica y esposa de un clérigo, y trabaja en proyectos de comunicación para la Conferencia Anual de Tejas. Para ver el artículo original en inglés abra aquí.
** Leonor Yanez es traductora independiente. Puede escribirle a IMU Hispana-Latina @umcom.org Para leer más noticias metodistas unidas subscríbase gratis a UM News Digests.