El debate político ignora por completo los aspectos humanos de la inmigración como personas y familias que escapan del miedo, la violencia y la agitación política en sus países de origen. Como iglesia, estamos llamados a servir lo que es mejor para nuestros semejantes y no para los poderes políticos y las estructuras que nos rodean.
Desacuerdo con MARCHA y JFON, el asilo no se trata de política, es un derecho humano y jurídico que que permite que los solicitantes de asilo busquen refugio y atenderlos es un deber moral de las autoridades y la iglesia.
En una visita realizada en abril de este año a varios albergues e instituciones que prestan apoyo a las familias migrantes en el sur y el centro de México, un grupo de líderes pastorales y episcopales sostuvieron reuniones y entrevistas con representantes de varias instituciones, líderes de iglesias y familias inmigrantes.