La Iglesia Metodista Unida Northern Hills tiene una rica historia, de más de 50 años, de presencia y servicio en varias localidades de la ciudad de San Antonio en el estado de Tejas. La Revda. Lupina Villalpando Stewart es actualmente la pastora titular de la iglesia, quien lidera un equipo pastoral integrado por Bob Allen, Jaime Rubio, Will Cotton y Tina Cotton.
Intervención de la Revda. Lupina Villapando Stewart, pastora titular de la IMU Northern Hills, durante la ceremonia de inauguración del nuevo edificio del Centro de Ministerios. Foto cortesía de la IMU Northern Hills.
El origen de estos ministerios se remonta a la década de los años ochenta, cuando grandes grupos de inmigrantes mexicanos/as llegaron al área de San Antonio, productos de la crisis económica que produjeron los tratados de libre comercio: “Una de las cosas que llamó la atención de la iglesia, en ese tiempo, fue la necesidad de educación; por lo que la iglesia hizo contacto con trabajadoras familiares del sistema escolar de la ciudad quienes nos solicitaron impartir clases de inglés para los padres y las madre de los/as estudiantes. Esto llevó a que el grupo de la iglesia, que ya impartía clases de inglés, desarrollara su trabajo en las escuelas del área”, recordó la Revda. Villapando.
“La iglesia, adoptó un modelo de clases persona a persona el cual, que no solo ha permitido optimizar el aprendizaje, sino que ha permitido que las personas puedan entablar amistad y relación personal, lo que ayuda a un mejor conocimiento mutuo, fortalece la relación intercultural, combate el prejuicio y el racismo entre los/as miembros de la iglesia y la comunidad”, según Villapando.
Desde un principio el trabajo ministerial se comenzó bajo la premisa de que el dinero no normaría al trabajo misionero, sino que la misión sería la que normaría la consecución de recursos económicos y su uso. La Rvda. Villapando explica que en la actualidad los ministerios de esta iglesia tienen dos sedes en las cuales funcionan más de 40 ministerio “sin tener más recursos financieros que una iglesia promedio”.
Una de las sedes comenzó a servir en 2013 y más recientemente, en noviembre de 2024, fue inaugurado el segundo campus con la apertura de un nuevo edificio. La congregación se planteó, desde sus inicios, entender que la iglesia no era solo para el culto los domingos, “sino que la iglesia se vive todos los días de la semana”, recuerda la Revda. Villapando.
Fue así como comenzaron a trabajar de diferentes formas con la comunidad y a través de esas interacciones con la gente comenzaron a notar el nivel de pobreza existente y la deficiencia en la prestación de los servicios básicos.
Neveras del banco de alimentos del Centro de Ministerios de la Iglesia Metodista Unida Northern Hills en San Antonio, Tejas. Foto cortesía de la IMU Northern Hills.
“Eso nos llevó a mudar una despensa de alimento que teníamos al área cercana a esta comunidad necesitada, especialmente durante la pandemia del COVID. Era un closet pequeño con alimentos; eso fue creciendo hasta lo que tenemos ahora como una especie de automercado, donde la gente escoge los productos que se lleva gratuitamente, de acuerdo con su gusto y necesidad. Esto es, además, una forma de respetar la dignidad de las personas. Tener una despensa de alimentos precarios, que a veces la gente no sabe ni cómo cocinarlos porque son de una cultura gastronómica diferentes no tiene sentido”, dice la Revda. Villapando.
familia “Tratamos de proveer comida lo más saludable posibles en alianza con el Banco de Comida de San Antonio, quien recibe insumos de diversas organizaciones incluyendo grandes cadenas de supermercados”, afirma Erick Tredemeyer, Gerente de Operaciones del Centro de Ministerios.
Actualmente cuentan con un grupo de 14 voluntarios/as que atienden diariamente a las personas que van es busca de alimentos. Semanalmente se atienden a unas 350 familias, lo cual promedia un número de 1.400 personas aproximadamente, “de diversas razas, nacionalidades y edades”, dice Tredemeyer, quien asegura que este número ha venido aumentando en los últimos meses a un ritmo de 10% mensual.
El proceso regular que realiza una persona para solicitar ayuda acudir personalmente al centro, exponer sus necesidades primarias y realizar una entrevista más detallas con organizadores comunitarios, para conocer mejor su situación, identificar otras necesidades que tenga y de acuerdo con ello, redirigir a la personas a los diferentes programas que puedan suplir su necesidad: “les orientamos a conseguir servicios como cupones de comida, opciones de seguro de salud, tramites que necesiten traducción del inglés, etc…”, describe Gabriela, una de las trabajadoras comunitarias del área de salud.
Representantes de CentroMed reparten estuches com implementos para el cuidado dental durante la feria de salud. Foto Rev. Gustavo Vasquez, Noticias MU.
La Rvda. Villapando recuerda que en el servicio el área de la salud pública, la organización y desarrollo de los ministerios de la iglesia, han sido fundamentados base a los “Determinantes Sociales de la Salud”, establecidos por la OMC (Organización Mundial de la Salud): “los cuales establecen las condiciones sociales y económicas que influyen en estado de bienestar, tanto individual como colectivo. Por ejemplo, la estabilidad económica, el cuidado de la salud, el contexto social, las características de la comunidad, el acceso a la vivienda y a la educación, etc… son factores determinantes que pueden aumentar la vulnerabilidad hacia las enfermedades.
Frente a la narrativa de criminalizar al inmigrante difundida en medios y redes de comunicación, el aumento de los delitos por odio racial (de acuerdo con las estadísticas del Departamento de Justicia) y las acciones ejecutivas de la nueva administración presidencial que han cortado fondos y derogado políticas de apoyo y promoción a la diversidad, iglesias como Northern Hills se han convertido en espacios de convivencia, encuentro y armonía entre diferentes razas y culturas.
“Aquí hemos podido contrarrestar divisiones y diferencias a través del caminar diario los/as unos/as con los/as otros/as, en el escuchar, aprender, amar y convivir; lo que en inglés se conoce como las cuatro ‘L’ (Learning, Listening, Loving and Leave). Cuando escuchas la historia de otra persona, ya no la puedes ignorar y no la puedes catalogar de menos. Comienzas a entender el valor de la otra persona, valoras lo que aprendes de ella y eso nos pone en una posición de humildad mutua. Eso hace que podamos ver a los inmigrantes de una manera diferente. Aquí contrarrestamos la narrativa general, con la experiencia personal”, afirma la Revda. Villapando.
Inauguración del nuevo edificio del Centro de Ministerios de la Iglesia Metodista Unida Northern Hills en San Antonio, Tejas. Foto cortesía de la IMU Northern Hills.
Trabajadores y sus historias
Sonia es madre de siete hijos/as y es trabajadora comunitaria en el área de la salud para el Centro Ministerial de la IMU Northern Hills: “cuando era niña, mi padre y mi padre trataron de enseñarme los principios de Dios. Pero cuando somos jóvenes, a veces nos perdemos con las decisiones que tomamos. Ahora como adulto, he recibido a Dios nuevamente en mi vida, y no solo en la mía sino también en la de mis hijos/as.
Sonia nació en Tampico, México, y se crió desde muy pequeña en San Antonio, en una comunidad mayoritariamente hispano-latina. De niña, recuerda Sonia, que vivía en un lugar muy pobre con su familia y varias iglesias ofrecían servicios para niños/as: en aquella época no se sabía de secuestros, ni abusos infantiles como ahora. Así que yo y mis hermanos/as asistíamos a diferentes actividades. Así conocí a las iglesias católica, bautista, metodista y a todas las iglesias de la comunidad. Las iglesias siempre nos ofrecían comida y eso era lo que buscábamos. A veces era nuestra comida del día”.
En medio de la pobreza y la necesidad en la que vivían Sonia y sus hermano/as, conocieron una señora que les acogió en su casa y vivieron con ella por semanas. Ella recuerda cuando les llevaba a la iglesia todos los domingos: “Ella nos vestía, nos alimentaba y vivimos con ella, éramos parte de su familia. Fue a través de ella que conocí de Dios realmente. Ella trabajaba con la comunidad y ayudaba, no solo a nosotras sino, a otros/as niños/as”.
Sonia tuvo mi primer hijo muy joven: “tenía 16 y no tuve ninguna ayuda. Ni siquiera sabía cómo podía haber quedado embarazada. Pasó el tiempo y me mudé al noreste de San Antonio. Allí el pastor de la iglesia metodista venía frecuentemente a tocar a mi puerta y yo me escondía porque pensaba que era un cobrador. Un día me sorprendió con la puerta abierta y nos invitó a unas actividades que tendrían en la iglesia para los/as niños/as y mis hijos/as se animaron mucho, por lo que tuve que aceptar a regañadientes. Poco a poco mis hijos/as se fueron envolviendo en las actividades y eso siempre atrae a los padres/madres”.
Inspirado en el "Muro de los Lamentos" en Jerusalén, el Centro de Ministerios de la IMU Northern Hills le ofrece un Muro de Oración a las personas que están en necesidad, en el cual escriben su petición y la colocan en una malla metálica y la iglesia las colecta y ora por esos motivos. Foto Rev. Gustavo Vasquez, Noticias MU.
Ella y su familia siguieron asistiendo a la iglesia, hasta que una vez el pastor le preguntó si quería recibir el bautismo: “la verdad es que no recuerdo cuantas veces me habían bautizado antes, especialmente cuando era niña. Creo que me he bautizado por 20 iglesias diferentes. Pero, mi esposo sí se quiso volver a bautizar por la confianza que le inspiraba quien era en ese momento nuestro pastor. Tanto él como mis hijos/as se bautizaron”.
Sonia comenzó a trabajar voluntariamente en el Centro Ministerial de Northern Hill ayudando a la gente de la comunidad: “actualmente soy miembro de la iglesia y estoy segura de que Dios me ha puesto en el camino de ser parte de Northern Hill para llevarme a hacer lo que estoy haciendo. Mi iglesia ha sido una parte muy importante en este proceso”.
“Comencé a trabajar en esto porque me ayudaba con mi proyecto de regresar a los estudios. Cuando comencé a venir a la Iglesia Metodista Unida de NorthHills, el pastor me dijo que tenían una subvención para trabajar con la comunidad y lo primero que vino a mi mente fue cómo podemos ayudar a los padres y las madres de nuestra comunidad a regresar a sus estudios”.
Por experiencia propia Sonia sabía que una de las barreras para que la gente pudiera seguir estudiando, era el cuidado de los/as niños/as y eso fue lo que encontraron también en la comunidad por lo que comenzaron en ello.
“Tratamos de proveer cualquier tipo de asistencia que la gente de la comunidad necesite. Por ejemplo, durante la pandemia del COVID distribuíamos alimentos para la gente que los necesitaba que yo organizaba durante la noche para salir a distribuirlos en el día, asesoramos a las personas que tienen dificultades con el manejo de la tecnología para que puedan llenar sus aplicaciones gubernamentales de servicios sociales, les facilitamos recursos donde puedan encontrar ropa, pases de transportación pública y trabajamos con la población deambulante de la comunidad para conocer más de cerca si situación y ayudarles en su reinserción social, ya sea ayudándole a conseguir vivienda o un trabajo”, explica Sonia.
Aunque el Centro Ministerial se encuentra en un sector de clase media, la comunidad que atiende enfrenta varios problemas sociales, siendo uno de los más graves la violencia doméstica, la cual ha sido transmitida a las nuevas generaciones como algo normal y cotidiano, según Sonia, quien también reconoce que hay muchas personas sin hogar y son una alta incidencia de enfermedades mentales.
“Yo le recomendaría a las iglesias que tienen una visión tradicional de su misión, que abran sus puertas a las comunidades que la rodean y presten mucha atención a quienes entren a la iglesia, quienes lideran esa comunidad, a quienes acude la gente de esa comunidad cuando tienen alguna necesidad y apoyemos a esa persona, permitan que pueda usar la iglesia y colaboren brindando soluciones a las necesidades de la comunidad. Abran las puertas de la iglesia y escuchen las necesidades de su comunidad”.
Gabriela comenzó en 2019 como voluntaria ayudando al centro a organizar a la comunidad y a conseguir donaciones y desde 2021 es trabajadora comunitaria en el área de salud. Nacida en San Diego, estado de California, e hija de inmigrantes mexicanos/as: “Este trabajo ha sido una experiencia muy grande para mí, porque yo vivo para servir a mi comunidad con el respaldo del centro y de todos lo que aquí trabajan. Se siente muy bien uno cuando puedes compartir recursos para que la gente pueda resolver sus problemas y es lo que aquí hacemos. A veces es muy difícil querer ayudar y no tener los recursos, pero aquí hay mucha gente que ayuda aportando recursos para poder llevar soluciones a los problemas”.
De acuerdo con Gabriela las necesidades de comida, ayudas para pagar servicios públicos, renta, servicios mecánicos, entre otras cosas, son oportunidades para servir que aprovechan en el Centro Ministerial para hacerlo de la mejor manera posible “bien sea con los recursos que tenemos o atreves de otras organizaciones con las que tenemos relaciones”, recuerda Gabriela
El Centro de Ministerios de la IMU Northern Hills ofrece diversos servicios que benefician a los/as niños de las comunidades vecinas. Foto Rev. Gustavo Vasquez, Noticias MU.
“Yo siento que Dios me tiene en este trabajo y por eso no lo tomo a la ligera. Creo que mi trabajo es crucial para mucha gente, ya que puedo ayudarle a resolver sus problemas, puedo escucharles y ayudarles a desahogarse de sus angustias, orar por ellos y brindarles consejos, orientaciones y recursos. Eso me inspira amor, paz y esperanza. Para mí es muy importante que mis hijos/as se sientan orgullosos/as de mí y de lo que hago”, dice Gabriela.
“Ha aumentado mucho el número de personas que atendemos con el influjo de inmigrantes que han llegado. Yo misma he tenido que llevar a personas a mi casa porque las he encontrado en las calles sin donde dormir” confiesa Gabriel, quien al mismo tiempo afirma que le “resulta muy satisfactorio ver a gente con la que he trabajado, a quienes hemos ayudado, esas personas que uno sabe que se merecen una oportunidad y verlas después graduándose o recibiendo un certificado y trabajando, sirviendo a otros/as; eso es algo muy bonito de verdad. Siento que Dios me tienen aquí, porque me quiere aquí; siento que estoy haciendo lo que Dios quiere que haga”.
Con las fotos de un reciente acto de graduación en sus manos, Graciela expresa entre lágrimas su emoción: “viendo esto la verdad es que no podía ni respirar. Es algo tan hermoso ver a la gente que tu estas apoyando para que regresen a la escuela, en medio de sus dificultades, su escepticismo, limitaciones y verlos graduarse; me hacen llorar como una bebita. Estos son los momentos, lo grandes momentos que me hacen estar aquí”.
Para Gabriela quienes juzgan a las familias inmigrantes, sin conocer su realidad, no saben de lo que están hablando: “No me gusta hablar de política, porque a veces me da coraje. Lo que puedo decir es que todos los seres humanos somos iguales, todos/as tenemos corazones y metas. No hay porque no darles la oportunidad a otros seres humanos de cumplir sus metas y tener una mejor vida. Todos/as merecemos una oportunidad. Una vez me cortaron la comunicación en una estación de radio, porque les dije que no debería haber ni siquiera garitas, que este racismo, esta división, no son cosas de Dios. Esto viene del mal.
Información sobre la prevención de la diabetes y otras enfermedades recurrentes en la comunidad, es parte de los recursos que se ofrecen durante la feria de salud del Centro de Ministerios de la IMU Northern Hills. Foto Rev. Gustavo Vasquez, MU.
Yo sirvo a la comunidad en general sin importar que la gente tenga o no documentos, porque la necesidad humana no es documentada o indocumentada, es necesidad y punto. Por eso ayudamos a buscar trabajo, a encontrar vivienda, alimentos y o que sea para quien sea.
Las iglesias tienen que salir a las calles y conocer a la gente de sus comunidades y con otras organizaciones que les permitan hacer eventos y actividades conjuntas que ayuden a las necesidades de la gente. Para eso no es necesario tener todos los recursos, sino crear conexión con otras organizaciones (que trabajen con salud, trabajo, educación, etc…) que puedan juntar sus recursos, sus visiones, sus misiones y seguir el llamado de Cristo. La iglesia tiene el llamado de atender las necesidades espirituales, pero las otras necesidades también están allí y trabajando de manera conjunta se puede suplir.
Gratitud y esperanza
Lucy vino a Estados Unidos con su esposo y su hijo. Ellos son originarios de Venezuela y vivieron en Costa Rica durante 7 años antes de llegar a los Estados Unidos en 2021. Debido a la pandemia del COVID se vieron en la necesidad de salir de Costa Rica y optaron por los Estados Unidos, ya que tenían familia viviendo en el país: “ha sido difícil conseguir trabajo, aunque ambos somos profesionales; yo soy ingeniero civil y mi esposo es programador informático. Después de pasar por muchos tipos de trabajo, ahora estoy en una escuela dando clases”.
Como toda migrante de origen hispano una de las limitaciones que tenemos al llegar a este país es el idioma. Una compañera de trabajo me dijo que en esta iglesia impartían clases de inglés que a ella le habían ayudado mucho. Me acerqué a esta iglesia que siempre ha tenido las puertas abiertas y estuve recibiendo clases como 8 meses. Puedo decir con certeza, que esto me ha ayudado mucho para romper el temor de hablar inglés con otras personas.
Lucy está participando en dos de los programas que ofrece el Centro ministerial: el inglés conversacional para ella y el de lectura en inglés para su hijo: “Nos encantó la forma en que nos recibieron. Al principio estaba un poquito reacia a venir, porque pensé que era una de esas iglesias donde te obligan a que participes en la iglesia para que puedas recibir los servicios. En cambio, en esta iglesia hemos recibido lo que no encontramos en ninguna otra, el cariño y el servicio por amor al prójimo, sin el interés de recibir nada a cambio. Yo no sé si es porque venimos de una cultura donde valoramos mucho la amistad y la lealtad, pero eso mismo es lo que hemos encontrado en esta iglesia.
Etelmina (Telma), es de origen guatemalteco, y llegó en 2010 a los Estados Unidos. En 2021 conoció la IMU Northern Hills y ha venido participando en los cultos y estudios bíblicos semanales junto a su hijo. “Me encanta la iglesia metodista, porque son muy amables, se siente uno como en familia. Además, es bilingüe y aquí aprendemos de la palabra de Dios y le enseñan muchas cosas de la Biblia a los/as niños/as”.
Los murales siempre han sido un recurso de informacion y educacion comunitaria; en esta pintura se muestra la misión y la visión del Centro de Ministerios de la IMU Northern Hills de servir a las familias necesitadas de las zonas vecinas en la ciudad de San Antonio, Tejas. Foto Rev. Gustavo Vasquez, Noticias MU.
Telma participa en las clases de inglés para mejorar el manejo del idioma. Ella ha compartido su experiencia con personas conocidas a quienes invita a participar y que se beneficien de los ministerios que ofrece la iglesia: “Vivo cerca de la iglesia a unos 5 minutos. He tenido la oportunidad de invitar a una amiga y le ha gustado mucho la iglesia. En el futuro me gustaría ser voluntaria para trabajar con los niños. Me gustaría colaborar en la iglesia en esto, porque me gusta compartir con los/as niños/as”. Telma tiene un hijo de 18, una hija de 15 y uno niño de 8 años.
La iglesia tiene aproximadamente mil miembros y recibe personas voluntarias, tanto de otras iglesias como de organizaciones sociales el trabajo en el centro.
Hacia el futuro, se busca expandir los ministerios a través de la asociación con otras instituciones. De acuerdo con la pastora titular de la iglesia, ser “un llanero solitario”, a la hora de hacer misión y desarrollar ministerios, ni es bíblico, ni es funcional.
“Mi aspiración es que en 10 años, quienes están estudiando en este momento puedan decir, que este espacio les permitió tener una mejor opción que ir a la cárcel o perder la vida en una pandilla, por la oportunidad que aprovechó, bajo esta cruz y es flama que nos identifica”, concluyó la Revda. Lupina Villapando.
* Rev. Gustavo Vasquez, Coordinador de Relaciones Hispano-Latinas de UMCOM. Para comunicarse con Noticias MU puede hacerlo al 615-742-5470, [email protected] o IMU_Hispana-Latina @umcom.org
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