Durante los últimos tres días, la Conferencia General 2016 ha demostrado lo difícil que es reglamentar sus propios procedimientos. Finalmente se decidió no aprobar la muy debatida “Regla 44”, una propuesta para el trabajo de los grupos de discernimiento. El número total de votos a favor fue de 355 y 477 en contra.
La comisión encargada de establecer los reglamentos, recomendó a petición de la Conferencia General de 2012, que se buscara un proceso alternativo a las “Reglas de Orden de Robert” para trabajar las legislaciones particularmente complicadas y polémicas; de ahí nació la Regla 44.
Esta regla no es más que una propuesta para implementar un nuevo mecanismo, el cual tiene un procedimiento inicial, en el cual los grupos pequeños, discuten las legislaciones y luego un grupo de facilitación, sintetiza las recomendaciones de estos grupos para llevarlas posteriormente al foro plenario para su debate.
El objetivo de la comisión era utilizar grupos pequeños para darle a todos/as los/as delegados/as la oportunidad de opinar sobre las peticiones a ser trabajadas por cada grupo. La propuesta se dio a conocer como la Regla 44 simplemente porque era la última de 44 normas que la comisión propuso para esta conferencia general. Los/as delegados/as aprobaron las primeras 43, después de prolongados debates, el mismo 10m de mayo fecha de inicio de la Conferencia General.
El año pasado la comisión anunció que aplicaría el nuevo procedimiento, una vez que fuese aprobado, durante la discusión de legislaciones relacionadas con la sexualidad humana, de manera que su discusión se desarrollara bajo el nuevo procedimiento.
Sin embargo, lo que debió ser un debate sobre la búsqueda de un procedimiento que brindara trasparencia y facilitara la discusión, se convirtió en la discusión sobre la ministración a personas LGBTQ que había venido posponiéndose. Una nueva norma que se supone que fomentara confianza entre las personas que toman decisiones terminó siendo una propuesta vista con suspicacia y desconfianza.
¿La mayoría o dos tercios de los votos?
La primera interrogante que surgió entre los/as delegados/as fue la de simplemente determinar cuántos votos serían necesarios para aprobar la regla. La Obispa Hope Morgan Ward de la Conferencia Anual de Carolina del Norte, fue la moderadora oficial de la plenaria (un rol que se intercambia entre los/as obispos/as activos/as).
Ella abrió la discusión de la propuesta con el anuncio de que la regla necesitaría una mayoría simple - es decir más del 50 por ciento - para ser aprobada. "En mi estudio de las reglas, orando y consultando con otras personas, me parece que la mejor manera de continuar hacia adelante es tener en cuenta a la Regla 44 como parte del reglamento de la conferencia", dijo. "Esto no se trata de una modificación a una regla ya establecida. Esta norma estaba separada de las reglas que se consideraron posteriormente".
Eso fue sólo el comienzo de una larga y densa discusión, aderezada en primer lugar, con el hecho de que la IMU es institucionalmente un organismo multinacional y multilingüe; en segundo lugar, con un sistema parlamentario complejo y a veces confuso; y en tercer lugar, con un nuevo sistema electrónico para solicitar el derecho de palabra ante la plenaria, que ha traído suspicacias y desconfianzas –como todo nuevo sistema- entre los/as delegados/as.
Voto en contra de la remisión
Los/as delegados/as también, por una votación de 597 contra 234, denegaron una moción de enviar la Regla 44 de nuevo a la comisión para mejorarla y usarla en la Conferencia General de 2020. Esta moción fue propuesta por quienes habían liderado el trabajo de confeccionar la Regla 44.
"Hubiese querido que estuviésemos listos para entender la conveniencia de esta legislación, pero la verdad es que aún no los estamos", dijo Pat Luna delegada de Conferencia Anual de Alabama-Florida del Oeste. "Si tenemos alguna posibilidad de que la Regla 44 sea aprobada para llevar a cabo el trabajo en los grupos, vamos a necesitar poner los puntos sobres las ies y para ser franca, aún no sabemos ni siquiera donde están las ies”, concluyó.
En última instancia, los/as delegados/as, escucharon argumentos a favor y en contra de la regla propuesta. Jill Wondel, delegado de la Conferencia Anual de Missouri, dijo que la comisión fielmente ha sacrificado tiempo y esfuerzo para desarrollar esta regla y aunque “el cambio siempre es difícil, incierto y llena de temores, sería muy cómodo rechazar la propuesta por el miedo a los cambios, pero debemos recordar que Dios no nos da un espíritu de temor", alertó Wondel.
Por su parte, el Rev. Jerry Kulah, delegado de la Conferencia Anual de Liberia, dijo que se oponía porque no hay conferencias anuales en las conferencias centrales (regiones de la iglesia en África, Asia y Europa) que hubiesen utilizado un procedimiento de este tipo, el cual en su opinión “no garantiza el espacio suficiente para expresar el desacuerdo”.
"Creo que esta regla le facilitaría a una minoría tener influencia decisiva sobre el resto. Además, creo que la Biblia sigue siendo nuestra autoridad final en la fe y la práctica. Pero al leer la regla, no veo en ningún lugar donde ella sea mencionada”, expuso el Rev. Kulah.