Traducción y adaptación: Rev. Gustavo Vasquez*
Hay una extensa base bíblica para el ayuno, sobre todo durante los 40 días de la Cuaresma que conducen a la celebración de la Pascua. Jesús, como parte de su preparación espiritual, fue al desierto y ayunó 40 días y 40 noches, según los Evangelios.
El ayuno ha sido una parte del metodismo desde sus inicios. Juan Wesley considera el ayuno una parte importante de la vida de un cristiano y ayunaba semanalmente. Para Wesley, el ayuno era una forma importante para expresar dolor por el pecado y la penitencia por los excesos en el comer y beber. Él estaba convencido de que permitía más tiempo para la oración y es más significativo si se combina con compartir con los necesitados. Wesley aconsejaba precaución contra ayuno extremo y contra el ayuno para los de frágil salud.
Aunque el ayuno por lo general se refiere a cualquier práctica de restringir la comida, hay una distinción entre el ayuno (limitar el consumo de alimentos y bebidas) y la abstinencia (abstenerse de comer carne.) La abstinencia de carne un día a la semana es un acto universal de la penitencia. Es importante que consulte con su médico antes de intentar un ayuno total (sin comida, sólo agua) durante más de 24 horas.
La Cuaresma es un tiempo muy personal, por lo que la Iglesia Metodista Unida no tiene directrices oficiales sobre cómo las personas deben observar la Cuaresma. Algunos optan por renunciar a ciertos alimentos, sin embargo, un ejercicio espiritual de ayuno puede incluir la restricción de actividades como ver la televisión, ir de compras o las redes sociales. Algunos optan por regalar ropa o pertenencias, dar tiempo como voluntario/a o aumentar el tiempo dedicado a la oración.
El Rev. Gustavo Vasquez es el Director de Comunicaciones Hispano/Latinas de la IMU. Puede contactarle al (615)742-5155 o por el [email protected].