El 20 de marzo, la pastora lesbiana Karen Dammann fue declarada inocente de la acusación de haber violado los reglamentos acerca de ministros homosexuales. La declaración “no culpable” fue dada por un jurado de 13 ministros del estado de Washington. El proceso fue provocado cuando la Rda. Dammann escribió a su obispo, Elías Galván, que ella vivía en una relación homosexual de pacto y compromiso. El jurado afirmó no encontrar evidencia suficiente para afirmar que la Rda. Dammann era culpable de “prácticas que la Iglesia Metodista Unida declara incompatibles con las enseñanzas cristianas”. En una interpretación poco ortodoxa de la legislación eclesiástica, el jurado también afirmó no haber encontrado ninguna declaración que diga que hay que castigar a los ministros homosexuales.
En reacción a este veredicto, el 25 de marzo, el Concilio de Obispos afirmó que dicho veredicto no ha cambiado la legislación de la iglesia. Los obispos afirmaron que la autoridad de la Disciplina se mantiene “inalterada”. El Concilio de 17 obispos declaró: “El Concilio quiere recordarle a la iglesia que este caso no altera el libro de Disciplina respecto a la homosexualidad o los requisitos para el ministerio”. Los obispos subrayaron que el caso de la Rda. Dammann no sienta ningún precedente para otros casos similares y se comprometieron a defender la Disciplina y castigar a los ofensores. El Concilio también mostró su apoyo al obispo Elías Galván, quien inició el proceso.
Es obvio que la declaración de inocencia y la declaración de los obispos establecen el escenario para una batalla en la Conferencia General.