9 de marzo, 2012 | Iglesia y Sociedad
Siempre he valorado que la Iglesia Metodista Unida nunca ha reclamado ser víctima de persecución religiosa. Es cierto que impusimos nuestra religión sobre otros cuando logramos que se hiciera una enmienda a la Constitución de nuestro país prohibiendo la producción y venta de licor, hace unos 100 años. Pero cuando abrogaron la prohibición, no argumentamos que se estaba atacando nuestra libertad religiosa.
La IMU se opone con fuerza contra el juego de apuestas y cree que la guerra es incompatible con la enseñanza cristiana. No sugerimos, sin embargo, que la difusión de los juegos de azar y la guerra constante en el mundo sea una persecución a los metodistas.
No obstante, cuando la Junta General de Iglesia y Sociedad acordó de que los empleadores religiosamente afiliados tienen la obligación de proveer de servicios anticonceptivos a través de los planes de seguro médico que ofrecen a sus empleados, se nos acusó de violar la libertad religiosa de varios grupos evangélicos y de la Iglesia Católica Romana.
¿Por qué no es materia de discusión el que la libertad de las personas a quienes se les niega servicios médicos básicos? Los anticonceptivos benefician a la sociedad. Reduce la necesidad de abortos y ayuda a las familias a planear el número de niños que tendrán y el tiempo entre un nacimiento y otro.
Sólo porque alguien diga que se está violando su libertad religiosa no significa que así sea. El que la curia católica diga que el control de la natalidad es un pecado contra Dios, no significa que así sea.
Esta es un área en que la Iglesia Metodista Unida está en claro desacuerdo con la curia católica: "La gente tiene el deber de considerar el impacto que sus decisiones tienen sobre la comunidad mundial al engendrar niños, y debe tener acceso a la información y a los medios apropiados para limitar su fertilidad" (Principios Sociales 2008, párrafo 162K). Además: "Ratificamos el derecho de todas las personas a tener acceso a información y servicios completos de salud y reproducción de la familia lo cual servirá como un medio para prevenir embarazos que no han sido planeados, reducir los abortos y prevenir la diseminación del VIH y el SIDA" (párrafo 162V).
El gobierno ofreció una solución que permite que las instituciones afiliadas religiosamente le nieguen a sus empleados la cobertura básica de servicios anticonceptivos. Estos servicios serán ahora ofrecidos por las compañías de seguro médico a las mujeres que lo deseen. Pero la curia católica rechazó esta solución.
¿Por qué rechazaron la solución? Porque la curia no quiere que las mujeres tengan la libertad de elegir el control de la natalidad. La curia desea negar esta libertad a la mujer.
Hay algunos que argumentan que la segregación racial es un mandato bíblico, que mantener a la mujer fuera de las posiciones de liderazgo en la iglesia es algo mandado por Dios y que Dios aprueba la destrucción del medio ambiente.
Todas estas nociones han estado y están equivocadas. No se viola la libertad de religión de nadie cuando se le prohíbe a los hospitales, universidades y otras instituciones afiliadas religiosamente que discriminen sobre la base de la raza o sexo de las personas.
El senador Roy Blunt (R-Missouri) propuso una ley que concedía a cualquier empleador (religioso o no) el derecho de negar cobertura médica a sus empleados en cuanto a cualquier servicio, tratamiento o medicamento con el cual el empleador no concuerde. Su propuesta de ley fue rechazada.
Quizá un empleador podría tener la idea descabellada de que la medicina para el dolor o la anestesia es una indicación de debilidad de parte de quien la toma. Sobre dicha base, el empleador podría eliminar ese servicio de su plan del seguro médico ofrecido a sus empleados. El empleador también podría pensar que la diabetes que la gente contrae se debe a malos hábitos alimenticios y falta de ejercicio y, por tanto, eliminar su tratamiento del seguro médico.
Notemos que el debate no tiene que ver con la libertad religiosa de las instituciones o sus empleados. En un mundo en el cual se declara que las corporaciones son "personas" y donde incluso podrían reclamar libertad religiosa, ¿es posible que los verdaderos seres humanos, esto es, los empleados, pierdan sus derechos como seres humanos o la libertad de practicar la conducta que ellos crean ética?
Como denominación cristiana creemos que la atención médica es un derecho básico, lo cual incluye asegurar que las mujeres tengan acceso a los anticonceptivos. Esto tiene que ver con el bien común.