Boyce A. Bowdon*
28 de agosto, 2012 | Noticias UMNS
En Oklahoma, a fines de la década de 1960, un hombre de negocios buscó desesperado la ayuda de su pastor.
"Mi esposa era alcohólica", dice Jack Turner. "Casi cada semana, Vicky estaba borracha, a veces tres días seguidos. Me preocupaba ella y nuestros tres niños, el mayor de sólo 8 años".
Turner sabía que debía de hablar con alguien que se interesaría por el problema y que podría darle orientación.
"Respetaba en gran manera a mi pastor", dice Turner. "Sus sermones siempre eran de ayuda. Hice una cita, fui a su oficina y le conté mi situación. De inmediato, me di cuenta que no tenía idea de cómo ayudarme. Salí de su oficina desilusionado".
Al no encontrar ayuda en su iglesia, Turner empezó a investigar, hasta que llegó a un lugar en el distrito de negocios de la Ciudad de Oklahoma, donde se reunía un grupo que seguía el método de los 12 pasos.
"Había dos personas sentadas en una mesa bebiendo café", recuerda Turner. "Les conté que necesitaba ayuda. Me invitaron a sentarme y me sirvieron café. Cuando salí del lugar, me fui con un paquete de información sobre AA (Alcohólicos Anónimos) y con esperanza en mi corazón".
Los 12 pasos
Turner dijo que la visita le entregó lo que necesitaba para compartir con su esposa los 12 pasos. Ella se unió al grupo y con el tiempo logró vivir una vida sobria.
Aliviado por su recuperación, Turner no se olvidó del trauma que él y su familia experimentó a causa de la adicción. Tampoco olvidó que muchos de sus familiares y amigos sufrían por el alcohol. Sentía el deseo de ayudarlos.
"Sé que Cristo nos llama a sanar al enfermo, y los alcohólicos son enfermos. Pero también sabía que muchas congregaciones no quieren a los alcohólicos y muchos pastores no saben qué hacer", dijo Turner.
"Tenía la pasión por ayudar a las iglesias a que ministren a los alcohólicos. Creía que Dios colocaba esa pasión en mí. Oré a Dios para que me mostrara el camino que me ayudaría a encontrar oportunidades para adquirir entrenamiento para el ministerio sobre la dependencia química, a fin de proveerlo a pastores y líderes".
Dios le mostró un camino que llevó a Turner a varios programas excelentes de entrenamiento. El mejor fue el programa del Johnson Institute Summer School on Chemical Dependency, en Minnesota.
28 de agosto, 2012 | Noticias UMNS
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"Mi esposa era alcohólica", dice Jack Turner. "Casi cada semana, Vicky estaba borracha, a veces tres días seguidos. Me preocupaba ella y nuestros tres niños, el mayor de sólo 8 años".
Turner sabía que debía de hablar con alguien que se interesaría por el problema y que podría darle orientación.
"Respetaba en gran manera a mi pastor", dice Turner. "Sus sermones siempre eran de ayuda. Hice una cita, fui a su oficina y le conté mi situación. De inmediato, me di cuenta que no tenía idea de cómo ayudarme. Salí de su oficina desilusionado".
Al no encontrar ayuda en su iglesia, Turner empezó a investigar, hasta que llegó a un lugar en el distrito de negocios de la Ciudad de Oklahoma, donde se reunía un grupo que seguía el método de los 12 pasos.
"Había dos personas sentadas en una mesa bebiendo café", recuerda Turner. "Les conté que necesitaba ayuda. Me invitaron a sentarme y me sirvieron café. Cuando salí del lugar, me fui con un paquete de información sobre AA (Alcohólicos Anónimos) y con esperanza en mi corazón".
Los 12 pasos
Turner dijo que la visita le entregó lo que necesitaba para compartir con su esposa los 12 pasos. Ella se unió al grupo y con el tiempo logró vivir una vida sobria.
Aliviado por su recuperación, Turner no se olvidó del trauma que él y su familia experimentó a causa de la adicción. Tampoco olvidó que muchos de sus familiares y amigos sufrían por el alcohol. Sentía el deseo de ayudarlos.
"Sé que Cristo nos llama a sanar al enfermo, y los alcohólicos son enfermos. Pero también sabía que muchas congregaciones no quieren a los alcohólicos y muchos pastores no saben qué hacer", dijo Turner.
"Tenía la pasión por ayudar a las iglesias a que ministren a los alcohólicos. Creía que Dios colocaba esa pasión en mí. Oré a Dios para que me mostrara el camino que me ayudaría a encontrar oportunidades para adquirir entrenamiento para el ministerio sobre la dependencia química, a fin de proveerlo a pastores y líderes".
Dios le mostró un camino que llevó a Turner a varios programas excelentes de entrenamiento. El mejor fue el programa del Johnson Institute Summer School on Chemical Dependency, en Minnesota.