Los meses previos a estas elecciones han sido largos y las palabras han sido feas. Pero hoy, el sol se levantó y el Dios de ayer es Dios hoy, mañana y de los muchos días por venir. Algunos/as se despertaron felices, algunos/as tristes y otros/as confundidos/as, pero Dios todavía es Dios.
Nunca ha habido un momento más importante para que el pueblo de Dios esté en concierto como nación y como pueblo de fe. Debemos escucharnos unos/as a otros/as y no simplemente dejarnos llevar por titulares y retórica de los/as expertos/as. Nuestro futuro está seguro en el conocimiento de que Dios está con nosotros/as.
Es hora de orar por nuestros/as líderes. Que Dios les dé la sabiduría para conducir con los ojos abiertos para ver las necesidades de la gente y los oídos para escuchar sus gritos.
Que se nos recuerde, pueblo de fe, nuestro llamado de clarín para traer buenas nuevas a los/as pobres, liberar a los/as cautivos/as y recuperar la vista a los/as ciegos/as. Debemos apoyar a los menos, a los/as marginados/as y los/as oprimidos/as protegiendo los derechos de los/as niños/as, las familias inmigrantes, los/as afroamericanos/as, los/as latinos/as, todos/as los/as hijos/as de Dios.
Y como mi colega y amigo, el Obispo Ken Carter, ha dicho: "El Reino de Dios no es Estados Unidos de América". No confundamos los dos.
Que vivamos en un espíritu de esperanza y nunca de miedo.
Gracia y Paz,
Obispo Cynthia Fierro Harvey