Minerva Carcaño*
25 de mayo, 2012 | Noticias UMNS
Me regocijo de la gran diversidad que vi en la Conferencia General 2012. Escuché muchas más voces de jóvenes y de personas del África, las Filipinas y Europa. Creo que hubo más conversaciones profundas en la plenaria sobre lo que significa ser iglesia. Sin embargo, es aquí donde vi las heridas de nuestra iglesia producidas por nuestro miedo al fracaso, nuestro racismo y sexismo, nuestra homofobia y nuestra actitud centrada en los Estados Unidos.
La restructuración de la iglesia
Apoyo nuestros esfuerzos para conseguir un ministerio renovado entre nuestras congregaciones de nuestro país. Estamos realizando esfuerzos importantes respecto a producir congregaciones con vitalidad y ayudar a nuestras iglesias a ser más fructíferas en hacer discípulos de Jesucristo para la transformación del mundo.
Pero nuestros esfuerzos jamás deben comprometer nuestra integridad por miedo al fracaso. Lo que vi, en el esfuerzo de tratar que se apruebe el plan de Llamado a la Acción y el Equipo Interino de Operaciones, fue como una manipulación del proceso y las reglas sobre la toma de decisiones que gobiernan la Conferencia General.
Nuestro ministerio en los Estados Unidos está en declinación, pero si dejamos que el temor al fracaso domine lo que pensamos y hacemos, al punto de estar dispuestos a perder nuestra integridad a fin de lograr que se apruebe cierta legislación, entonces ya hemos perdido, hemos perdido nuestro propósito y misión, nuestra fidelidad. Me parece que debemos conversar seriamente sobre lo que ocurrió en esta Conferencia General, empezando en el Concilio de Obispos.
Racismo y sexismo
Nuestro renovado racismo y sexismo fue expresado por las palabras de una delegada que, en un esfuerzo por eliminar la Comisión General de Religión y Raza, y la Comisión General sobre el Estado y Role de la Mujer, dijo que como pastora recibía los folletos sobre talleres de entrenamiento de estas dos comisiones y que los talleres no la ayudaban en nada. Su lenguaje fue derogatorio del trabajo de estas comisiones que, por muchos años, han trabajado para que seamos fieles a nuestro compromiso de vencer el racismo y el sexismo, obstáculos que nos impiden ser plenamente el cuerpo de Cristo. Esta delegada tiene razón en una denominación que continúa siendo 94 por ciento blanca. De modo que, tomará más que monitorear o entrenar. Necesitamos una conversión de nuestros corazones para abordar nuestro racismo y sexismo.
Nuestra homofobia fue descarada cuando algunos delegados compararon la homosexualidad a la bestialidad, algo que deshumaniza a nuestras hermanas y hermanos LGBT. Los delegados del África, otra vez, proclamaron que su posición anti-gay es lo que aprendieron de los misioneros americanos. Me senté allí preguntándome cuándo los delegados africanos dejarán de ser niños. Ya han pasado 200 años desde que los misioneros metodistas empezaron su labor evangelizadora en el África. Esto es tiempo suficiente para que hayan aprendido a pensar por sí mismos en cuanto a estos y otros temas. Los metodistas conservadores de los Estados Unidos siguen dependiendo del voto conservador africano y filipino, a fin de mantener una posición de exclusión contra los homosexuales. Esta posición cambiaría si se tomara una votación dentro del contexto de nuestro país.
Beneficios para el clero
Otra cosa que fue bochornosa y vergonzosa fue el tiempo dedicado a discutir los beneficios del clero de los Estados Unidos. No es que nuestro clero no merezca una compensación justa y beneficios de salud y pensión. Lo vergonzoso es que en nuestro país tenemos beneficios que otros no tienen en nuestra iglesia. ¿Por qué nuestros hermanos y hermanas de las Filipinas, África y Europa tienen que ser sometidos a una larga discusión sobre estos temas? Es como poner sal en la herida de una iglesia que es injusta y que refleja los valores económicos del mundo. Sin embargo, la iniciativa sobre una Pensión de la Conferencia Central está en el camino correcto. Todo nuestro clero alrededor del mundo debe tener el apoyo de la iglesia en su servicio a Jesucristo.
¡El mundo nos está mirando! Sanemos nuestras heridas para centrarnos en las heridas del mundo. Oremos que el Señor nos dé sanidad para que podamos ser su iglesia en el mundo, agentes de gracia y misericordia. Pero incluso a la espera de nuestra sanidad, seamos fieles discípulos de Jesucristo donde sea que estemos.
*La Obispa Carcaño dirige la Conferencia Anual Desierto Suroeste. Este artículo es una adaptación del ensayo que apareció en la página web de Desert Connections.
25 de mayo, 2012 | Noticias UMNS
La Obispa Minerva Carcaño, del área de Phoenix, dirige la discusión y votación de una reunión plenaria de la Conferencia Anual 2012, Tampa, Florida. Foto UMNS por Paul Jeffrey.
Me regocijo de la gran diversidad que vi en la Conferencia General 2012. Escuché muchas más voces de jóvenes y de personas del África, las Filipinas y Europa. Creo que hubo más conversaciones profundas en la plenaria sobre lo que significa ser iglesia. Sin embargo, es aquí donde vi las heridas de nuestra iglesia producidas por nuestro miedo al fracaso, nuestro racismo y sexismo, nuestra homofobia y nuestra actitud centrada en los Estados Unidos.
La restructuración de la iglesia
Apoyo nuestros esfuerzos para conseguir un ministerio renovado entre nuestras congregaciones de nuestro país. Estamos realizando esfuerzos importantes respecto a producir congregaciones con vitalidad y ayudar a nuestras iglesias a ser más fructíferas en hacer discípulos de Jesucristo para la transformación del mundo.
Pero nuestros esfuerzos jamás deben comprometer nuestra integridad por miedo al fracaso. Lo que vi, en el esfuerzo de tratar que se apruebe el plan de Llamado a la Acción y el Equipo Interino de Operaciones, fue como una manipulación del proceso y las reglas sobre la toma de decisiones que gobiernan la Conferencia General.
Nuestro ministerio en los Estados Unidos está en declinación, pero si dejamos que el temor al fracaso domine lo que pensamos y hacemos, al punto de estar dispuestos a perder nuestra integridad a fin de lograr que se apruebe cierta legislación, entonces ya hemos perdido, hemos perdido nuestro propósito y misión, nuestra fidelidad. Me parece que debemos conversar seriamente sobre lo que ocurrió en esta Conferencia General, empezando en el Concilio de Obispos.
Racismo y sexismo
Nuestro renovado racismo y sexismo fue expresado por las palabras de una delegada que, en un esfuerzo por eliminar la Comisión General de Religión y Raza, y la Comisión General sobre el Estado y Role de la Mujer, dijo que como pastora recibía los folletos sobre talleres de entrenamiento de estas dos comisiones y que los talleres no la ayudaban en nada. Su lenguaje fue derogatorio del trabajo de estas comisiones que, por muchos años, han trabajado para que seamos fieles a nuestro compromiso de vencer el racismo y el sexismo, obstáculos que nos impiden ser plenamente el cuerpo de Cristo. Esta delegada tiene razón en una denominación que continúa siendo 94 por ciento blanca. De modo que, tomará más que monitorear o entrenar. Necesitamos una conversión de nuestros corazones para abordar nuestro racismo y sexismo.
Nuestros esfuerzos jamás deben comprometer nuestra integridad por miedo al fracaso.Homofobia
Nuestra homofobia fue descarada cuando algunos delegados compararon la homosexualidad a la bestialidad, algo que deshumaniza a nuestras hermanas y hermanos LGBT. Los delegados del África, otra vez, proclamaron que su posición anti-gay es lo que aprendieron de los misioneros americanos. Me senté allí preguntándome cuándo los delegados africanos dejarán de ser niños. Ya han pasado 200 años desde que los misioneros metodistas empezaron su labor evangelizadora en el África. Esto es tiempo suficiente para que hayan aprendido a pensar por sí mismos en cuanto a estos y otros temas. Los metodistas conservadores de los Estados Unidos siguen dependiendo del voto conservador africano y filipino, a fin de mantener una posición de exclusión contra los homosexuales. Esta posición cambiaría si se tomara una votación dentro del contexto de nuestro país.
Beneficios para el clero
Otra cosa que fue bochornosa y vergonzosa fue el tiempo dedicado a discutir los beneficios del clero de los Estados Unidos. No es que nuestro clero no merezca una compensación justa y beneficios de salud y pensión. Lo vergonzoso es que en nuestro país tenemos beneficios que otros no tienen en nuestra iglesia. ¿Por qué nuestros hermanos y hermanas de las Filipinas, África y Europa tienen que ser sometidos a una larga discusión sobre estos temas? Es como poner sal en la herida de una iglesia que es injusta y que refleja los valores económicos del mundo. Sin embargo, la iniciativa sobre una Pensión de la Conferencia Central está en el camino correcto. Todo nuestro clero alrededor del mundo debe tener el apoyo de la iglesia en su servicio a Jesucristo.
¡El mundo nos está mirando! Sanemos nuestras heridas para centrarnos en las heridas del mundo. Oremos que el Señor nos dé sanidad para que podamos ser su iglesia en el mundo, agentes de gracia y misericordia. Pero incluso a la espera de nuestra sanidad, seamos fieles discípulos de Jesucristo donde sea que estemos.
*La Obispa Carcaño dirige la Conferencia Anual Desierto Suroeste. Este artículo es una adaptación del ensayo que apareció en la página web de Desert Connections.