Una persona se convierte en miembro profesante cuando ha sido bautizada y profesa públicamente los votos del pacto bautismal, afirmando su fe en Dios y su deseo de vivir como un/a discípulo/a de Jesucristo. Se comprometen a una vida de servicio en y a través de la congregación local (Libro de Disciplina, ¶217).
Nuestra comprensión de lo que significa ser miembro está profundamente arraigada en nuestra herencia metodista. Juan Wesley estaba claro en que el cristianismo es una religión social y que nuestro crecimiento en santidad de corazón y vida es profundamente dependiente de estar en una comunidad cara a cara con otros/as que nos cuidan (y nosotros/as a ellos/as) en amor. Es en el contexto de estas relaciones cara a cara, es que experimentamos lo que significa ser el cuerpo de Cristo en el mundo.
Para los/as metodistas unidos/as, la membresía requiere la participación activa en una congregación local. Por lo tanto, a través de los votos de afiliación se promete participar fielmente a través de oraciones, presencia, ofrendas, servicio y testimonio en conexión con una congregación local.
A lo largo de nuestra vida, mientras oramos, estudiamos las Escrituras, adoramos y compartimos la comunión con otros/as cristianos/as, profundizamos nuestro conocimiento y amor por Dios. A medida que respondemos con compasión a la necesidad humana y trabajamos por la justicia en nuestras comunidades, fortalecemos nuestra capacidad de amar a nuestros/as vecinos/as. Confesamos y nos arrepentimos de nuestros/as pecados, de nuestras fallas al seguir el camino de Dios. De esta manera, nuestros pensamientos y motivos internos, así como nuestras acciones y comportamiento externos, están alineados con la voluntad de Dios y dan testimonio de nuestra unión con Dios.
El Rev. Mark W. Stamm explica: "¿Cuáles son los beneficios de tal compromiso? El principal beneficio es la presencia del Cristo viviente. De hecho, él promete que le veremos en medio de los/as fieles - "... donde dos o tres están reunidos/as en mi nombre, yo estoy allí entre ellos/as" (Mateo 18:20). La iglesia continúa insistiendo en que nuestros corazones entran en calor al leer las Escrituras y escuchar su proclamación (Lucas 24: 32), que el Cristo Resucitado es conocido al partir el pan (Lucas 24: 35). De hecho, el misterio del Cristo Resucitado está presente en medio de mis hermanas y hermanos. Ellos escuchan mi confesión y proclaman el perdón de Dios. Me abrazan, ríen y lloran conmigo y Dios me cura a través de todas estas manifestaciones. Mis hermanos y hermanas saben mis defectos y eso me ayuda a ser humilde, pero también saben mi potencial y por lo tanto me piden disponerme al servicio. Ellos/as comparten su herencia y su sabiduría y me conducen a enseñar. Necesito su compromiso conmigo y ellos/as también me necesitan". (Nuestros Votos de Membresía por Mark W. Stamm)
Estas son preguntas importantes para conversarlas con su pastor/a. Muchas congregaciones ofrecen clases para nuevos/as miembros donde se puede aprender más sobre la iglesia y lo que significa ser miembro.
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* Este contenido fue producido por InfoServ, un ministerio de Comunicaciones Metodistas Unidas. Publicado por primera vez el 27 de octubre de 2016.
**Michelle Maldonado es la Directora Asociada de Comunicaciones Hispano/Latinas de la IMU. Puede contactarle al (615) 742-5775 o por [email protected].