Joseph R. Stains*
20 de enero, 2011 | UMPortal
El informe de Llamado a la Acción le pide a la Iglesia Metodista Unida que elimine el empleo garantizado, conocido como "seguridad de nombramiento", para los presbíteros ordenados. La propuesta deja el estatus de nombramiento en manos de los obispos. La lógica que se sigue es que de esta forma los pastores ineficientes podrán ser removidos más rápidamente, mientras que se afirma a los pastores efectivos. Esta propuesta da por sentado varias cosas:
? El clero inefectivo de las Iglesias locales son la razón principal de los males de la denominación.
? Todavía no existe un proceso competente para abordar la ineficacia del clero.
? Nuestros obispos están mejor calificados que cualquier otra entidad para asumir la responsabilidad/derecho de decidir quién entre el clero merece continuar en el servicio activo.
Esta propuesta debe analizarse bien. Pareciera, como afirman los informes de varias organizaciones de la iglesia, que se deriva de la sabiduría colectiva del mundo corporativo de los negocios, enfatizando el punto de vista secular y la administración de altos ejecutivos, cuyo historial en los últimos años de la vida empresarial del país no es para nada tranquilizador ni se destaca por su perspectiva cristiana de la justicia y la preocupación por la dignidad de la clase de más abajo. Después de todo, es el sector ejecutivo de nuestra iglesia, el Concilio de Obispos, el que ha guiado la producción de esta propuesta. Aquí quiero cuestionar la validez de las tres suposiciones mencionadas arriba.
La efectividad del clero
No cabe dura que hay ministros más dotados, dedicados, e ingeniosos que otros, incluso más fieles. Lo mismo ocurre con oficiales, agencias, laicos y obispos. El mal se ve en todas las iglesias históricas. El mismo Libro de Disciplina guía a la iglesia en partes del mundo donde no se ve el problema. Lo que sea que esté mal en el clero americano, también está mal en obispos, juntas, agencias, oficiales y laicado. Nadie debería estar exento de ser escrudiñado y nadie se ha ganado el derecho de decidir sobre la validez del ministerio de los otros.
Cómo tratar al clero débil
La Disciplina provee de los medios para cortar a quienes no son efectivos. Una vez al año, la Sesión del Clero de cada conferencia anual recibe las recomendaciones de su Junta de Ministerio Ordenado, incluyendo candidatos para emplazamiento administrativo, retiro involuntario y licencia involuntaria. Los así considerados han estado bajo la evaluación de la junta de personas del mismo rango por al menos un año, por recomendación de un grupo adecuado, incluyendo la superintendencia. Los obispos residentes pueden hacer sus recomendaciones para la agenda de la junta, y esas preocupaciones se toman seriamente.
El poder que actualmente los obispos no tienen es la autoridad de pasar por encima de la sabiduría de la junta, lo cual es una restricción apropiada a la concentración de poder de nuestra iglesia. Provee una tensión sana y una gama de análisis de parte de los que tienen el mismo rango de quienes son investigados. La mayoría considera que esto es vital para tomar decisiones difíciles por medio de un proceso justo.
El mecanismo actual, si se aplica con inteligencia, sirve bien a las conferencias, porque reparte el poder para suspender al clero entre más que una sola entidad. El obispo y su gabinete tienen espacio para usar discrecionalmente estas herramientas sin colocar el poder de discreción en las solas manos del obispo y gabinete.
20 de enero, 2011 | UMPortal
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? El clero inefectivo de las Iglesias locales son la razón principal de los males de la denominación.
? Todavía no existe un proceso competente para abordar la ineficacia del clero.
? Nuestros obispos están mejor calificados que cualquier otra entidad para asumir la responsabilidad/derecho de decidir quién entre el clero merece continuar en el servicio activo.
Esta propuesta debe analizarse bien. Pareciera, como afirman los informes de varias organizaciones de la iglesia, que se deriva de la sabiduría colectiva del mundo corporativo de los negocios, enfatizando el punto de vista secular y la administración de altos ejecutivos, cuyo historial en los últimos años de la vida empresarial del país no es para nada tranquilizador ni se destaca por su perspectiva cristiana de la justicia y la preocupación por la dignidad de la clase de más abajo. Después de todo, es el sector ejecutivo de nuestra iglesia, el Concilio de Obispos, el que ha guiado la producción de esta propuesta. Aquí quiero cuestionar la validez de las tres suposiciones mencionadas arriba.
La efectividad del clero
No cabe dura que hay ministros más dotados, dedicados, e ingeniosos que otros, incluso más fieles. Lo mismo ocurre con oficiales, agencias, laicos y obispos. El mal se ve en todas las iglesias históricas. El mismo Libro de Disciplina guía a la iglesia en partes del mundo donde no se ve el problema. Lo que sea que esté mal en el clero americano, también está mal en obispos, juntas, agencias, oficiales y laicado. Nadie debería estar exento de ser escrudiñado y nadie se ha ganado el derecho de decidir sobre la validez del ministerio de los otros.
Cómo tratar al clero débil
La Disciplina provee de los medios para cortar a quienes no son efectivos. Una vez al año, la Sesión del Clero de cada conferencia anual recibe las recomendaciones de su Junta de Ministerio Ordenado, incluyendo candidatos para emplazamiento administrativo, retiro involuntario y licencia involuntaria. Los así considerados han estado bajo la evaluación de la junta de personas del mismo rango por al menos un año, por recomendación de un grupo adecuado, incluyendo la superintendencia. Los obispos residentes pueden hacer sus recomendaciones para la agenda de la junta, y esas preocupaciones se toman seriamente.
El poder que actualmente los obispos no tienen es la autoridad de pasar por encima de la sabiduría de la junta, lo cual es una restricción apropiada a la concentración de poder de nuestra iglesia. Provee una tensión sana y una gama de análisis de parte de los que tienen el mismo rango de quienes son investigados. La mayoría considera que esto es vital para tomar decisiones difíciles por medio de un proceso justo.
El mecanismo actual, si se aplica con inteligencia, sirve bien a las conferencias, porque reparte el poder para suspender al clero entre más que una sola entidad. El obispo y su gabinete tienen espacio para usar discrecionalmente estas herramientas sin colocar el poder de discreción en las solas manos del obispo y gabinete.