Jim Winkler*
16 de octubre, 2012 | Iglesia y Sociedad
Es importante dar a conocer nuestro ministerio. Mucha gente me ha dicho que se hicieron metodistas unidos a causa de nuestros Principios Sociales y de nuestra voluntad de apoyar a los más pequeños, últimos y perdidos. A eso se dedica la Junta General de Iglesia y Sociedad (I&S).
Pero nuestro ministerio no es siempre popular, muchos creen que I&S arremete contra asuntos controvertidos que alejan a la gente de nuestra denominación.
Cómo son los metodistas unidos
Los metodistas desean vivir vidas santas. No queremos vestir ropa que fue confeccionada en fábricas donde se explota a los trabajadores.
No queremos beber café producido en países pobres, en tierras arrebatadas de la producción de alimentos para satisfacer el hambre de su gente.
Ninguno de nosotros quiere consumir alimentos o respirar aire contaminado, ni que lo hagan nuestros niños.
Pero lo hacemos todos los días. Estamos atrapados en una crisis profundamente espiritual y moral.
Lo irónico del asunto es que somos la primera generación, en la historia humana, con la capacidad de alimentar, vestir y cobijar a cada persona de la creación de Dios. ¿Se imaginan este nuevo futuro?
La primera ley de la vida
En este contexto, es bueno citar al Rdo. Dr. Martin Luther King Jr., quien dijo:
"Desde tiempos inmemoriales, hombres [y mujeres] han vivido por el principio de: 'la auto-preservación es la primera ley de la vida'. Yo afirmó que la preservación del otro es la primera ley de la vida. Es la primera ley de la vida, precisamente, porque no podemos preservarnos a nosotros mismos sin preservar a los demás".
"Una persona no puede serlo sin otras personas. La preocupación por sí mismo sin el preocuparse por los demás es como un río tributario que no tiene salida al océano. Estancado, quieto y rancio, carece de vida y frescura".
"Nada sería más desastroso y contradictorio de nuestro interés propio para las naciones desarrolladas que meternos en el callejón sin salida del egoísmo desordenado. Tenemos la afortunada posición de tener nuestro sentido de moralidad más profundo incorporado a nuestro interés propio".
El santo astuto
My padre me contó una historia sobre mi tío John, a quien mi papá describe como un "santo astuto". El tío John era demasiado ambicioso para quedarse en una ciudad pequeña operando una estación de gasolina. Empezó varios negocios y se mudó al sur del país. En su último año, el tío John era dueño de cientos de máquinas dispensadoras de gomas de mascar, en servicentros, supermercados, tiendas y farmacias. Cargaba su camión con cajas de chicles viajando por todas partes. Recogía las monedas de las máquinas, hablaba con los dueños y recargaba las máquinas con chicles.
El tío John solía decir: "Hay tres clases de gente en el mundo. Los que hacen que las cosas ocurran, lo que ven cómo ocurren las cosas y los que preguntan '¿qué pasó?'. Yo prefiero ser uno de los que hacen que las cosas ocurran".
Hagamos que las cosas ocurran
Estemos entre los que hacen que las cosas acontezcan. El desafío central que enfrentamos hoy es el mismo que han enfrentado los cristianos en todo lugar y siempre: ¿cómo hacer que nuestra fe sea real y, de esta forma, transformar el mundo?
Si alguno está en Cristo, dice el Apóstol Pablo, es una nueva creación. Seamos parte de esta nueva creación. Iglesia y Sociedad tiene un robusto ministerio de abogacía en los salones de poder, particularmente en las Naciones Unidos y en Washington D.C.
Tenemos un personal de primera que representa las diversas áreas geográficas y étnico-raciales de nuestra denominación. Nuestro personal es profundamente metodista unido, posee pericia y experiencia significativa en sus áreas de responsabilidad, y está fundamentado en nuestra fe. Es un gozo para mí tener la oportunidad de ministrar con ellos a diario.
Este es nuestro ministerio.
*Jim Winkler es el Secretario General de la Junta General de Iglesia y Sociedad.
16 de octubre, 2012 | Iglesia y Sociedad
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Pero nuestro ministerio no es siempre popular, muchos creen que I&S arremete contra asuntos controvertidos que alejan a la gente de nuestra denominación.
Cómo son los metodistas unidos
Los metodistas desean vivir vidas santas. No queremos vestir ropa que fue confeccionada en fábricas donde se explota a los trabajadores.
No queremos beber café producido en países pobres, en tierras arrebatadas de la producción de alimentos para satisfacer el hambre de su gente.
Ninguno de nosotros quiere consumir alimentos o respirar aire contaminado, ni que lo hagan nuestros niños.
Pero lo hacemos todos los días. Estamos atrapados en una crisis profundamente espiritual y moral.
Lo irónico del asunto es que somos la primera generación, en la historia humana, con la capacidad de alimentar, vestir y cobijar a cada persona de la creación de Dios. ¿Se imaginan este nuevo futuro?
La primera ley de la vida
En este contexto, es bueno citar al Rdo. Dr. Martin Luther King Jr., quien dijo:
"Desde tiempos inmemoriales, hombres [y mujeres] han vivido por el principio de: 'la auto-preservación es la primera ley de la vida'. Yo afirmó que la preservación del otro es la primera ley de la vida. Es la primera ley de la vida, precisamente, porque no podemos preservarnos a nosotros mismos sin preservar a los demás".
"Una persona no puede serlo sin otras personas. La preocupación por sí mismo sin el preocuparse por los demás es como un río tributario que no tiene salida al océano. Estancado, quieto y rancio, carece de vida y frescura".
"Nada sería más desastroso y contradictorio de nuestro interés propio para las naciones desarrolladas que meternos en el callejón sin salida del egoísmo desordenado. Tenemos la afortunada posición de tener nuestro sentido de moralidad más profundo incorporado a nuestro interés propio".
El santo astuto
My padre me contó una historia sobre mi tío John, a quien mi papá describe como un "santo astuto". El tío John era demasiado ambicioso para quedarse en una ciudad pequeña operando una estación de gasolina. Empezó varios negocios y se mudó al sur del país. En su último año, el tío John era dueño de cientos de máquinas dispensadoras de gomas de mascar, en servicentros, supermercados, tiendas y farmacias. Cargaba su camión con cajas de chicles viajando por todas partes. Recogía las monedas de las máquinas, hablaba con los dueños y recargaba las máquinas con chicles.
El tío John solía decir: "Hay tres clases de gente en el mundo. Los que hacen que las cosas ocurran, lo que ven cómo ocurren las cosas y los que preguntan '¿qué pasó?'. Yo prefiero ser uno de los que hacen que las cosas ocurran".
Hagamos que las cosas ocurran
Estemos entre los que hacen que las cosas acontezcan. El desafío central que enfrentamos hoy es el mismo que han enfrentado los cristianos en todo lugar y siempre: ¿cómo hacer que nuestra fe sea real y, de esta forma, transformar el mundo?
Si alguno está en Cristo, dice el Apóstol Pablo, es una nueva creación. Seamos parte de esta nueva creación. Iglesia y Sociedad tiene un robusto ministerio de abogacía en los salones de poder, particularmente en las Naciones Unidos y en Washington D.C.
Tenemos un personal de primera que representa las diversas áreas geográficas y étnico-raciales de nuestra denominación. Nuestro personal es profundamente metodista unido, posee pericia y experiencia significativa en sus áreas de responsabilidad, y está fundamentado en nuestra fe. Es un gozo para mí tener la oportunidad de ministrar con ellos a diario.
Este es nuestro ministerio.
*Jim Winkler es el Secretario General de la Junta General de Iglesia y Sociedad.