Este es el cuadragésimo aniversario de la decisión de la Corte Suprema en la cual se legalizó el aborto en los Estados Unidos. Las agencias metodistas unidas Iglesia y Sociedad (C&S), y Mujeres Metodistas Unidas (UMW), emitieron la siguiente declaración sobre la justicia reproductiva.
El 22 de enero de 1973, la Corte Suprema falló a favor del derecho a abortar. Sin embargo, hoy este derecho constitucional está siendo atacado, ahora que los congresos estatales están tratando de limitar los servicios relacionados con el aborto mediante regulaciones, requerimientos de consejería restrictiva o exámenes de ultrasonido invasivos.
La declaración conjunta firmada por Julie Taylor, de la oficina de Abogacía a favor de Niños, Juventud y Familia de UMW, y Amee Paparella, directora de Abogacía sobre la mujer de C&S, subraya que todavía existen muchos obstáculos a la justicia reproductiva, a nivel nacional e internacional.
No podemos dejar que la acalorada discusión política esconda el hecho de que las mujeres están muriendo y que el parto sigue siendo uno de las empresas más peligrosas que una mujer puede enfrentar", dice la declaración.
Taylor y Pararella dicen que si uno repasa las cuatro décadas pasadas desde la aprobación de Roe vs. Wade, encontrará que han sido años "sin abortos generalizados desprovistos de control médico y sin muertes innecesarias".
Taylor y Paparella afirman que la Iglesia Metodista Unida no ha estado en silencio o inactiva en este tema.
Reconocen que los miembros de la denominación están divididos sobre el aborto y citan los Principios Sociales: "Reconocemos el trágico conflicto de una vida con otra, el cual puede justificar el aborto. En tales casos, respaldamos la opción legal del aborto bajo los procedimientos médicos apropiados por proveedores médicos certificados" (Disciplina ¶161.J).
Taylor y Paparella mencionan 5 prioridades para una justicia reproductiva:
- Mantener el aborto como algo muy infrecuente, seguro y legal.
- Asegurar el acceso universal a la anticoncepción moderna, incluyendo pero no limitándose a los anticonceptivos de emergencia o comprados sin receta médica.
- Incrementar el acceso a los servicios pre-natales, asistencia de parte y seguimiento post-natal.
- Proveer educación sexual certera y científica en iglesias y escuelas.
- Conducir un análisis cuidadoso del apoyo de la iglesia a favor de los centros de crisis de embarazo que no ofrezcan todas las opciones de consejería.
"En el desierto de las poses políticas y de las acusaciones divisivas, buscamos ser una voz que pide se prepare el camino para que el Señor traiga una nueva era de justicia reproductiva para nuestras familias y comunidades", afirman.