La Iglesia Metodista Unida es la segunda denominación con la mayor cantidad de miembros en los Estados Unidos. Además, la iglesia ocupa un lugar importante entre el protestantismo de Puerto Rico y Cuba, así como en México y otros países de América Latina, Europa, Asía y África.
La Conferencia General es el cuerpo legislativo más importante dentro del metodismo unido y es el único que puede hablar oficialmente a nombre de la denominación. Esta importante actividad se celebra cada cuatro años. A la Conferencia General le toca reunirse este año en la ciudad de Pittsburgh (Pennsylvania) los días 27 de abril al 7 de mayo. Asisten unos mil delegados del metodismo mundial. Además de los delegados oficiales, concurren delegados visitantes de iglesias metodistas de todo el mundo, inclusive de la América Latina. La mitad de los delegados son clérigos y la otra mitad laicos. Como tiene un sistema democrático de organización parecido al del gobierno de los Estados Unidos, la Conferencia General se parece al Congreso de la nación. Las sesiones plenarias están presididas por un obispo.
La tarea principal de la Conferencia es la revisión y actualización de dos libros: Disciplina y Resoluciones. Estos libros son los que dirigen la vida de la Iglesia Metodista Unida. Los primeros días de la Conferencia se dedican a estudios en comités legislativos, los cuales considerarán alrededor de dos mil peticiones recibidas de distintas partes del país. Éstas son enviadas por miembros de la iglesia, iglesias locales y conferencias anuales. Después de este estudio, las peticiones pasarán a la plenaria en donde se aprobarán o rechazarán.
Quiero ahora compartir mi perspectiva personal respecto a ciertos asuntos que se tratarán en las sesiones de este año. La presente Conferencia General tiene un interés especial para los hispanos debido a que se ha pedido a la Conferencia que nuevamente asigne fondos para el Plan Nacional de Ministerios Hispanos. Uno de los propósitos de dicho plan es el crecimiento de la iglesia en el país, pero los resultados han sido tan minúsculos que algunos podrían argüir que no se han cumplido las metas señaladas. Hay personas que declaran, por otro lado, que el programa ha tenido mucho éxito. Por lo tanto, se augura discusión sobre este asunto.
Los metodistas han estado preocupados por la manera en que algunos obispos han tratado algunos asuntos de nuestra fe. Un laico de Nueva York me comentó que él no veía mucho valor en que la Conferencia General legisle una cosa, si el obispo hace otra distinta. Así que se presentan peticiones pidiendo que los obispos sean responsables en el cumplimiento de la Disciplina. Por ejemplo, se alega que el obispo Joseph Sprague, de la conferencia Northern Illinois, ha enseñado doctrinas contrarias a la Biblia y al libro de la Disciplina. En un programa, llamado “The Battle for the Bible Today”, endosó públicamente el libro de Marcus Borg, Meeting Jesus Again for the First Time. En este libro, el autor expresa que no cree en el nacimiento virginal de Cristo, ni que Jesús es el Señor. Tampoco cree que haya resurrección o que Jesús sea Dios. El obispo Sprague trató de enviar este libro a todos los clérigos de su conferencia, demostrando así su apoyo a esas ideas. En una conferencia de prensa, este obispo dijo que “Jesús no va a volver. Estuvo aquí hace 2000 años, pero no va regresar”. Por otro lado, el obispo Melvin Talbert, de California, dijo que el pacto de su conferencia es más importante que el pacto con la denominación, dando a entender que la Conferencia Anual no tiene que supeditarse a las leyes que aparecen en la Disciplina de la Iglesia Metodista Unida.
El tema de la homosexualidad y la ordenación de pastores homosexuales se ha debatido amplia y duramente en las últimas conferencias generales: No se espera que esta vez sea distinto. La Disciplina especifica claramente que la iglesia no aprueba la práctica homosexual y, naturalmente, hay muchas peticiones a favor y en contra. El pastor Emerson Rubio, de Nueva Jersey, expresó recientemente que oraba al Señor para que esta vez dejen el tema a un lado, ya que la Conferencia General ha legislado sobre este asunto más de una vez.