17 de octubre, 2012 | MyCom
La comunicación constante puede prevenir que miembros de la iglesia se vuelvan inactivos y reactivar a quienes se muestran pasivos.
Todos recordamos escenas como estas: Es domingo y la iglesia está recibiendo a 5 nuevos miembros que están parados delante del altar, prometiendo participar fielmente en la iglesia por medio de sus oraciones, presencia, ofrendas, servicio y testimonio. El pastor les encomienda "hacer todo lo que esté en su poder para incrementar su fe, confirmar su esperanza y perfeccionar su amor". El santuario está lleno de alegría y los nuevos miembros son saludados por mucha gente. Se toman fotos y se publican en el boletín con las palabras: ¡Bienvenidos a la familia de Dios!
Pero el entusiasmo de ese día se evapora rápidamente. Las demandas de la vida, del trabajo y del hogar ocupan la vida de los nuevos miembros. Con el tiempo, uno encuentra que de las 5 personas que se hicieron miembros, sólo 2 asisten cada semana. Las promesas hechas el día en que se recibieron de miembros quedaron en el pasado.
Esta historia se repite con demasiada frecuencia. La reseña estadística del año 2010 informa que de los 7 millones de miembros que tiene la Iglesia Metodista Unida, sólo 3 millones están activos. Un estudio encontró que el 82 por ciento de la gente que deja de asistir a la iglesia, lo hace durante el primer año en que se hicieron miembros.
La pregunta es cómo mantener a los miembros activos. Aquí le compartimos algunas ideas.
Cree un sistema voluntario de cuidado pastoral
Desafortunadamente, mucha gente no tiene amigos o familiares, en la iglesia, que notarán que ya no asisten o que están inactivos. Para evitar que esto ocurra cree un sistema en que tres miembros acuerdan velar unos por otros. Si alguien se ausenta o está inactivo, los otros dos lo buscarán y tratarán de ayudar. Este debe ser un sistema voluntario para que funcione.
Equipo de Conexiones Ministeriales (ECM)
Es importante formar un ECM encargado de rastrear y supervisar qué participación tienen los miembros de la iglesia. Los miembros del equipo deben ser personas comprometidas y capaces de mantener información confidencial.
Hay que usar varios métodos de rastrear la participación. El libro de asistencia que se usa durante el culto no siempre es adecuado, ya que algunos no lo firman. Los registros de escuela dominical, guardería infantil y otros deben ser consultados. También se debe tener un registro vigente de los comités y la gente que sirve en ellos, grupos de estudio bíblico, etc. Para esto hay varios sistemas de administración que se pueden usar.
Tener un registro de miembros fidedigno
Muchas congregaciones dejan que sus registros sean tan viejos que no sirven para nada. Es vital limpiar los registros de gente que se mudó a otra ciudad o falleció. La información es poder sólo si es confiable. Consulte el Libro de Disciplina, párrafo 228.
Reconectándose: Escuchar es vital
Hay que identificar a los miembros inactivos y contactarse con ellos. El primer paso para revitalizar a miembros inactivos es saber quiénes son, contactarlos y escuchar atentamente a lo que tienen que decir. La inercia de la gente puede tener varias causas que van desde la apatía hasta hostilidad debido a conflicto o un sentimiento de abandono. Detrás de cada persona que deja la iglesia hay una historia única. Hay que encontrarlos allí donde se encuentran y tomar con seriedad lo que digan, para poder tener la posibilidad de reconectarse con la comunidad de fe.
Es importante saber qué piensa la persona inactiva. De modo que, dígale que usted desea oír su historia y aprender. Lo peor que uno puede hacer en este contexto es ser defensivo o interrumpir. Más bien, escuche bien, tome notas y haga preguntas para saber más. No se olvide de pedir permiso para compartir la conversación con otros que podrían ofrecer una actividad en la iglesia.
Involucrando a las personas inactivas
Una vez que se ha restablecido las relaciones, analice la historia que la persona inactiva le contó sobre cómo dejó de ser activa y sobre su vida. De esa historia saque ideas de cómo podría involucrar a la persona inactiva en la vida de la iglesia. La historia deberá proveerle ideas sobre sus gustos, intereses, preocupaciones. La meta es intuir en qué actividades podría involucrarse a la persona inactiva.
Por ejemplo, una actividad que podría cautivar el interés de la persona pasiva es alguna labor misional. Un estudio de Barna informa que el 22 por ciento de los jóvenes que se desconectan de la iglesia dicen que a la iglesia no le importa los problemas del mundo. Pero no solo los jóvenes, todos se sienten renovados cuando sirven en algún programa misional como una cocina popular, renovación de viviendas, visitar a los enfermos.
Usando la información
Si uno habla con todas las persona que han dejado de asistir, podrá aprender mucho de la congregación. Notará que hay fibras comunes que forman una imagen de algún problema que tiene la iglesia para retener a la gente. Esta información puede ayudar a establecer cambios para que la congregación mejore en su alcance y retención de miembros.
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Todos recordamos escenas como estas: Es domingo y la iglesia está recibiendo a 5 nuevos miembros que están parados delante del altar, prometiendo participar fielmente en la iglesia por medio de sus oraciones, presencia, ofrendas, servicio y testimonio. El pastor les encomienda "hacer todo lo que esté en su poder para incrementar su fe, confirmar su esperanza y perfeccionar su amor". El santuario está lleno de alegría y los nuevos miembros son saludados por mucha gente. Se toman fotos y se publican en el boletín con las palabras: ¡Bienvenidos a la familia de Dios!
Pero el entusiasmo de ese día se evapora rápidamente. Las demandas de la vida, del trabajo y del hogar ocupan la vida de los nuevos miembros. Con el tiempo, uno encuentra que de las 5 personas que se hicieron miembros, sólo 2 asisten cada semana. Las promesas hechas el día en que se recibieron de miembros quedaron en el pasado.
Esta historia se repite con demasiada frecuencia. La reseña estadística del año 2010 informa que de los 7 millones de miembros que tiene la Iglesia Metodista Unida, sólo 3 millones están activos. Un estudio encontró que el 82 por ciento de la gente que deja de asistir a la iglesia, lo hace durante el primer año en que se hicieron miembros.
La pregunta es cómo mantener a los miembros activos. Aquí le compartimos algunas ideas.
Cree un sistema voluntario de cuidado pastoral
Desafortunadamente, mucha gente no tiene amigos o familiares, en la iglesia, que notarán que ya no asisten o que están inactivos. Para evitar que esto ocurra cree un sistema en que tres miembros acuerdan velar unos por otros. Si alguien se ausenta o está inactivo, los otros dos lo buscarán y tratarán de ayudar. Este debe ser un sistema voluntario para que funcione.
Equipo de Conexiones Ministeriales (ECM)
Es importante formar un ECM encargado de rastrear y supervisar qué participación tienen los miembros de la iglesia. Los miembros del equipo deben ser personas comprometidas y capaces de mantener información confidencial.
Hay que usar varios métodos de rastrear la participación. El libro de asistencia que se usa durante el culto no siempre es adecuado, ya que algunos no lo firman. Los registros de escuela dominical, guardería infantil y otros deben ser consultados. También se debe tener un registro vigente de los comités y la gente que sirve en ellos, grupos de estudio bíblico, etc. Para esto hay varios sistemas de administración que se pueden usar.
Tener un registro de miembros fidedigno
Muchas congregaciones dejan que sus registros sean tan viejos que no sirven para nada. Es vital limpiar los registros de gente que se mudó a otra ciudad o falleció. La información es poder sólo si es confiable. Consulte el Libro de Disciplina, párrafo 228.
Reconectándose: Escuchar es vital
Hay que identificar a los miembros inactivos y contactarse con ellos. El primer paso para revitalizar a miembros inactivos es saber quiénes son, contactarlos y escuchar atentamente a lo que tienen que decir. La inercia de la gente puede tener varias causas que van desde la apatía hasta hostilidad debido a conflicto o un sentimiento de abandono. Detrás de cada persona que deja la iglesia hay una historia única. Hay que encontrarlos allí donde se encuentran y tomar con seriedad lo que digan, para poder tener la posibilidad de reconectarse con la comunidad de fe.
Es importante saber qué piensa la persona inactiva. De modo que, dígale que usted desea oír su historia y aprender. Lo peor que uno puede hacer en este contexto es ser defensivo o interrumpir. Más bien, escuche bien, tome notas y haga preguntas para saber más. No se olvide de pedir permiso para compartir la conversación con otros que podrían ofrecer una actividad en la iglesia.
Involucrando a las personas inactivas
Una vez que se ha restablecido las relaciones, analice la historia que la persona inactiva le contó sobre cómo dejó de ser activa y sobre su vida. De esa historia saque ideas de cómo podría involucrar a la persona inactiva en la vida de la iglesia. La historia deberá proveerle ideas sobre sus gustos, intereses, preocupaciones. La meta es intuir en qué actividades podría involucrarse a la persona inactiva.
Por ejemplo, una actividad que podría cautivar el interés de la persona pasiva es alguna labor misional. Un estudio de Barna informa que el 22 por ciento de los jóvenes que se desconectan de la iglesia dicen que a la iglesia no le importa los problemas del mundo. Pero no solo los jóvenes, todos se sienten renovados cuando sirven en algún programa misional como una cocina popular, renovación de viviendas, visitar a los enfermos.
Usando la información
Si uno habla con todas las persona que han dejado de asistir, podrá aprender mucho de la congregación. Notará que hay fibras comunes que forman una imagen de algún problema que tiene la iglesia para retener a la gente. Esta información puede ayudar a establecer cambios para que la congregación mejore en su alcance y retención de miembros.