Opinión emitida por Rachel Held Evans, especial para CNN
(CNN) - A mis 32 años, apenas califico como parte de la generación del milenio (1). Escribí mi primer ensayo con un lápiz y papel, pero por cuando me gradué de la universidad, ya tenía un teléfono celular y se utilizaba “Google” como verbo. Todavía me acuerdo de los números de teléfono de la casa de mis viejos amigos de la escuela secundaria, pero no me preguntes el de mi marido sin que antes tenga que consultar mi lista de contactos del celular primero.
Tengo aún cintas mezcladas que incluyen música de Nirvana y Pearl Jam, pero nunca he planeado un viaje sin “Travelocity”. A pesar de tener un pie en la Generación X (2), tengo la tendencia a identificarme con mayor fuerza con las actitudes y el “etos” de la generación del milenio, y debido a esto, me piden que hable a menudo a mis compañeros líderes evangélicos, acerca de por qué la generación del milenio están dejando la iglesia.
Con las últimas encuestas en mano y testimonios personales de amigos y lectores, les explico cómo los adultos jóvenes perciben el cristianismo evangélico como algo muy politizado, demasiado exclusivo, pasado de moda, despreocupado con la justicia social y hostil a las personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales .
Les muestro las investigaciones que evidencian que los/as jóvenes evangélicos, a menudo sienten que tienen que elegir entre su integridad intelectual y su fe, entre la ciencia y el cristianismo, entre la compasión y la santidad. Hablo de cómo la obsesión evangélica con el sexo puede hacer que la vida cristiana, parezca algo así como apegarse a una lista de reglas, y cómo la generación del milenio anhela comunidades de fe, en las que se puedan hacer preguntas difíciles libremente y se le de espacio a la duda.
Invariablemente, después de que termino mis presentaciones y abro un tiempo para recibir preguntas, el pastor levanta la mano y dice: "así que lo que estás diciendo es que necesitamos bandas en el culto, que estén más a la moda..."; es allí cuando me provoca golpear mi cabeza contra el podio.
Una y otra vez, los/as líderes cristianos/as - y particularmente los/as evangélicos/as - asumen que para atraer nuevamente a los/as veinteañeros/as a la iglesia, simplemente deben hacer algunos cambios de estilo: música más vanguardista, servicios más casuales, una cafetería en el salón de reuniones, que el/la pastor/a use jeans ajustados, un sitio web actualizado que incluya las ofrendas “on Line”, etc...
Pero este es el punto: haber estado sometidos a la publicidad durante toda la vida, hace que la generación del milenio seamos altamente sensibles a las cosas tontas y absurdas y no nos impresionamos fácilmente con el consumismo o los shows. De hecho, yo diría que la iglesia –como show- es una de las cosas que nos aleja de ella y especialmente de las evangélicas.
Muchos/as de nosotros/as, incluida yo misma, nos estamos encontrando cada vez más a nosotros mismos dibujados en las tradiciones cristianas más antiguas como - el catolicismo, la ortodoxia oriental, la iglesia episcopal, etc…, porque sus formas de la liturgia son tan modestas, tan despreocupadas con el cliché de ser "cool" y eso es auténtico y refrescante para nosotros/as. Lo que la generación del milenio realmente quiere de la iglesia, no es un cambio de estilo, sino un cambio de fondo.
Queremos poner fin a las guerras culturales; queremos una tregua entre ciencia y fe; queremos ser conocidos por lo apoyamos y promovemos y no por lo que adversamos.
Queremos hacer preguntas que no tengan respuestas predeterminadas.
Queremos iglesias que hagan hincapié en una lealtad al reino de Dios, por sobre una lealtad a un partido político o una sola nación.
Queremos que nuestros amigos de la comunidad LGBT (lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales) se sientan realmente bienvenidos/as en nuestras comunidades de fe.
Queremos ser desafiados/as a vivir una vida de santidad, no sólo cuando se trata de sexo, sino también cuando se trata de vivir con sencillez, de acompañar a los/as pobres y oprimidos/as, buscando la reconciliación, unidos/as en el cuidado de la creación y siendo promotores/as de la paz.
Las iglesias no pueden ofrecernos un café con leche y luego volver a sus negocios como de costumbre y esperar que nosotros/as nos quedemos. No nos estamos yendo de las iglesias, porque no encontremos cosas “cool” allí; nos estamos yendo de las iglesias porque no encontramos allí a Jesús. Al igual que todas las generaciones anteriores a la nuestra y cada generación después, en el fondo, que lo que anhelamos es encontrar a Jesús.
Ahora estas tendencias se aplican no sólo a la generación del milenio, sino también para muchas personas de otras generaciones. Cada vez que escribo sobre este tema, lo que leo de gente de cuarenta y tantos años, de abuelos/as, de la Generación X y de jubilados/as, son notas que me envían con mensajes en mayúsculas diciéndome "yo también". Así que no quiero retratar la brecha más amplia de lo que realmente es .
Pero me gustaría animar a líderes de la iglesia, con ganas de volver a ganar a la generación del milenio, a que se sienten con los jóvenes y hablen con franqueza acerca de lo que ellos/as están buscando y como quisieran contribuir a la comunidad de fe.
Sus respuestas pueden sorprender.
(1) La generación del milenio también se le conoce como “La Generación Y”o “Millennials (milenarios/as)”, esta integrada por las personas nacidas entre 1980 y 2000, son conocidos también como los nativos digitales. Los jóvenes que pertenecen a esta generación se ubican entre los 18 y 32 años. La convergencia digital se ha incorporado en su cotidianidad. Ellos han roto el molde y los clichés; lo suyo es reinventar, inventar, innovar y emprender nuevos desafíos constantemente.
(2) Se le llama Generación X a los nacidos entre 1969 y 1985. Esta generación en su juventud fue testigo de grandes cambios como la caída de grandes paradigmas: la caída del Muro de Berlín, la implosión del comunismo, la explosión del Challenger, los despidos masivos de los `80, las privatizaciones de los 90' entre otros. Es la generación que vio la aparición y difusión del Sida con las consecuencias de cambio de comportamiento que lo mismo trajo aparejado con respecto a las generaciones anteriores. Es la generación que comienza a ver que no van a hacer largas carreras dentro de empresas y comienzan a buscar un balance entre su vida personal y laboral. En oposición a los baby boomers (los nacidos entre 1950 y 1960) que “vivieron para trabajar” los X “trabajan para vivir”.
Hay quien generaliza y considera que esta generación es la que ha vivido de todo: desde las TV en blanco y negro, a los TFT más nítidos, el auge de Internet, son gente que ha jugado desde canicas, a la cuerda, el trompo, Pong, Atari, Nintendo, Sega y demás recreativas de la época, hasta las modernas Xbox One, PlayStation 4 o Wii U.
El término "Generación X" fue relativamente popular entre los medios de comunicación de la década de 1990 cómo forma de designar a quienes eran adolescentes en ese momento (y que irónicamente son los últimos miembros de dicha generación) y asociándolos generalmente con el canal de televisión MTV.
* Rachel Held Evans es el autora de "La evolución en Monkey Town" y "El Año de la Feminidad Bíblica". Ella “bloguea” en rachelheldevans.com. Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen a Rachel Held Evans
** El Rev. Gustavo Vasquez es el Director de Comunicaciones Hispano/Latinas de la IMU. Puede contactarle al (615)742-5155 o por el [email protected].