DE LO NUESTRO: Onay López-Díaz, pastoreando en otras culturas

A través de la sección “Lo Nuestro”, pretendemos dar a conocer y resaltar los ministerios que desarrolla la iglesia con la comunidad Hispano/Latina y a sus protagonistas; aquello/as líderes que dedican su tiempo, amor, energía y pasión para servir a esta porción de la familia de Cristo: La Iglesia Metodista Unida.

En esta entrega hemos hecho una entrevista al Pastor Onay López-Díaz, joven líder en la Conferencia Anual de la Gran Nueva Jersey, quien dirige la Iglesia Metodista Unida de Bound Brook. Allí comenzó en el 2012, junto con su esposa Odaisy Ramirez y su hija Gabriela, la obra entre la comunidad hispana, la cual ha ido creciendo y fortaleciéndose.

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Acompañado de Cynthia Barlett y del Obispo John Schol, Onay recibió su nombramiento como presbítero y pastor de la Iglesia Metodista Unida de Bound Brook en la Asamblea de la Conferencia Anual de la Gran Nueva Jersey en 2015. Foto cortesía del Pastor Onay López-Díaz.

Recientemente Onay fue nombrado, por el Obispo John Schol, como pastor de la congregación de habla inglesa también, y fue recibido como Presbítero en plena conexión de la Iglesia Metodista Unida. Ahora Onay dirige esta iglesia bilingüe, mientras continua sus estudios Teológicos en la Universidad de Drew.

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Aunque es pastor, esposo y estudiante, el rol que más ha ocupado a Onay en estos últimos tiempos es el de padre, ya que hace poco Dios le ha regalado un segundo hijo; esta vez de un hermoso niño. Foto cortesía del Pastor Onay López-Díaz.

Como muchos/as cristianos/as comprometidos/as, que viven la experiencia de inmigrar, Onay ha tenido el reto y la oportunidad de servir a Dios entre diversas culturas. Hoy experimenta el desafio y el aprendizaje de ser pastor por encima de las barreras del lenguaje y de la cultura en general, corroborando con su vida y testimonio, el llamado que nuestro Señor ha hecho a sus fieles de ir por el mundo y haciendo discipulos/as entre todas las naciones y culturas.

De Jovellanos a Bound Brook

Yo soy parte de esa generación de que nació en medio de la revolución cubana (1975), sin la tradición de tener una instrucción religiosa. Mis bisabuelos y tías fueron miembros de la iglesia metodista, mientras que mi abuelo estuvo más envuelto en los movimientos revolucionarios.

A finales de los años ochenta, comenzamos a vivir en Cuba un proceso, que algunos califican de avivamiento, durante el cual la gente comenzó a volver a las Iglesias. Eso se acentuó después de la visita del Papa Juan Pablo II en 1998.

En el año 95 recibí una invitación para asistir a la iglesia metodista de mi pueblo Jovellanos, ubicado en la provincia de Matanzas y allí comencé a congregarme. El nombre original de esa iglesia es Park Temple, porque fue fundada por misioneros estadounidenses. En ese entonces había un movimiento misionero que estaba abriendo grupos de oración y nuevas misiones, en ese pueblo y otros pueblos pequeños cercanos.

Al poco tiempo de llegar, después meses prácticamente, ya me había envuelto en el trabajo de apertura de nuevas misiones, en los grupos de oración, en el ministerio de jóvenes y de música.

¿Qué fue lo que te impactó de aquella iglesia para que comenzarás a congregarte y a server al Señor en tu localidad?

Varias cosas puedo decir al respecto. Primero la acción del Espíritu Santo que se palpaba en la iglesia, en los servicios, donde quiera se podía sentir la presencia de Dios. Por otra parte, ese ambiente de trabajo y actividad misionera donde cualquiera tomaba su bicicleta el fin de semana y se iba a predicar y a compartir la palabra, visitando otros pueblos o en plena vía pública. También, la música y la alabanza en general en esa iglesia, fue otra de las cosas que me impactó. La alabanza fue algo muy importante en mi proceso de conversión y en mi decisión de seguir a Cristo.

A los seis meses, aproximadamente de haber llegado a la iglesia, ya yo había abierto mi primera misión (conocida como células en otras partes).  Trabajaba en una campaña de sanidad que tiene mi país, contra el “Aedes Aegypti” (mosquito transmisor del dengue), visitaba pequeños pueblos vecinos y le prediqué a una señora que se llamaba Odet y con el tiempo comenzamos una misión en su casa. Esa experiencia marcó mi comienzo en la obra misionera. Allí comenzamos a ministrarle a niños/as, algunos de ellos ya son pastores hoy día. Hoy allí existe una iglesia metodista que se llama “Julio Reyes”, había un central azucarero ubicado en esa comunidad.

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El ministerio con niños fue una de las primeras experiencia de misión y trabajo pastoral en la i glesia de Jovellanos "Allí comenzamos a ministrarle a niños/as, algunos de ellos ya son pastores hoy día. Hoy allí existe una iglesia metodista que se llama 'Julio Reyes' ", recuerda Onay. Foto cortesía del Pastor Onay López-Díaz.

¿Cuándo sentirte el llamado a servirle a Dios a tiempo completo?

A partir del envolvimiento progresivo que experimenté, al ir sirviendo en diferentes lugares como misionero, llegué un punto en que sentí que a eso era lo que Dios me estaba llamando. Hay personas que dicen que Dios le habló a través de una lectura bíblica o en otro tipo de revelaciones; yo conocí mi llamado en el propio ejercicio de la obra, haciendo la obra.

Al comienzo del año 2001, yo presente una solicitud en la conferencia de mi distrito para recibir un nombramiento de la Conferencia Anual y a mediados de ese año, me dieron el primer nombramiento en Consolación del Sur provincia de Pinar del Río al occidente del país. Allí llegué el 8 de abril de ese mismo año y el nombramiento lo recibí en junio (dos meses después.

Esta fue mi primer y única iglesia en Cuba, vimos crecer la iglesia en número y espiritualidad; ahora hay allí una congregación de unas 130 personas por la gracia de Dios, comenzamos con 19 personas. En la Iglesia Metodista de Consolación del Sur, estuve como pastor hasta diciembre del 2012 que me llegué con mi familia a los Estados Unidos.

¿Qué te llevó a emigrar a los Estados Unidos? 

Básicamente dos razones: primero la situación económica; y segundo el sentir que mi ministerio allí ya había terminado, ya yo estaba buscando una nueva etapa y nuevo horizonte en mi desarrollo ministerial.

La Conferencia Anual de la Gran New Jersey me extendió un contrato para venir a trabajar con la iglesia en Bound Brook y vinimos directamente a Nueva Jersey. Esta sería mi segunda experiencia pastoral.

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Actualmente la congregación anglo parlante, tiene unos 74 miembros asistiendo cada domingo, aproximadamente y estamos viviendo un proceso de relanzamiento de los ministerios. La iglesia hispana llegó a su segundo aniversario y tenemos una asistencia que ronda las 40 personas. Foto cortesía del Pastor Onay López-Díaz.

¿Cómo ha sido para ti la experiencia del cambio de iglesia, de cultura, de contexto en general?

En mi experiencia pasé de pastorear una congregación de cien personas a prácticamente empezar de cero, sin ovejas. Eso fue difícil porque además de extrañar el país, la familia - como es natural-, extrañábamos mucho la iglesia que era con quienes compartíamos más tiempo. Sin embargo, creo que nos adaptamos bastante rápido a nuestra nueva realidad.

El primer reto era cómo alcanzar a tantas personas si éramos, apenas, mi esposa y yo.
Entonces comenzamos a pensar en desarrollar programas para la comunidad, no solo para ayudar a la comunidad hispana en sus necesidades, sino también para llevarles el evangelio. Así fue como comenzamos con los programas de inglés (ESL-Inglés como segunda Lengua), cursos de ciudadanía, etc… esa fue la plataforma sobre la cual desarrollamos la iglesia.

Actualmente la congregación anglo parlante, tiene unos 74 miembros asistiendo cada domingo, aproximadamente y estamos viviendo un proceso de relanzamiento de los ministerios. La iglesia hispana llegó a su segundo aniversario y tenemos una asistencia que ronda las 40 personas.

¿Cuál ha sido para ti el mayor aprendizaje de toda esta experiencia?

Creo que lo importante ha sido haber dado amor, cuidado, acompañamiento a las personas en medio de sus luchas. Para mí ha sido importante también trabajar en el empoderamiento de las personas, el darle a las personas un lugar, hacerlas sentir parte de lo que estamos haciendo como iglesia. Nosotros nos distribuimos las tareas en la iglesia para estimular la participación: cada servicio es dirigido por un grupo diferente (los jóvenes, las mujeres, los hombres o los niños también). Por sobre las teorías de crecimiento de la iglesia, esto ha sido algo importante.

¿Cuáles crees tú que son los mayores desafíos que tiene que enfrentar un pastor inmigrante para trabajar dentro de una denominación como La Iglesia Metodista Unida en los Estados Unidos?
La realidad que hay en el país es que la población hispana está creciendo rápidamente. No creo que la denominación está preparada para este tipo de cambios. Podemos ver un ejemplo, cuando se trazan estrategia y se elaboran planes a nivel denominación, la realidad de la comunidad hispana/Latina, no se toma en cuenta muchas veces.

Las alternativas de educación teológica para quienes no hablan inglés son muy limitadas, muchas de las personas que llegan y que tienen capacidades para pastorear y liderar, no saben el idioma y yo diría, que todavía no hay uno de nuestros seminarios que ofrezca un programa teológico completamente en español y el que viene llegando, no puede tener un conocimiento del idioma a un nivel que le permita cumplir con los requerimientos de los seminarios y el tiempo para aprender, no se corresponde con la premura en la necesidad que hay de preparar pastores para ministrar al pueblo hispano/latino.

A excepción del Curso de Estudios que ofrece GBHEM, no hay un programa estructurado en los seminarios y lo que hay no tiene –a mi juicio- una correspondencia actualizada con las realidades del pueblo hispano/latino. Lo mismo sucede con los programas de desarrollo de nuevas iglesia y muchas otras iniciativas que existen. Yo reconozco que hay un esfuerzo denominacional, pero se necesita algo más conectado con la realidad y la cultura del pueblo hispano/latino.

Por otro lado el sistema de ordenación ministerial, es demasiado burocrático. Tengo colegas amigos en otras conferencias, a quienes le han dicho que si no habla inglés no tiene sentido que avance dentro del proceso de ordenación. A los inmigrantes se le hace muy difícil desarrollar su llamado.

¿Tú crees que esto afecta el crecimiento de la iglesia?

Si queremos que la iglesia crezca, necesitamos invertir en el cambio y la reforma del actual Sistema de educación y ordenación, para que permita que la obra avance. Por ejemplo, cuando se hace un plan que puede funcionar para las iglesias anglo parlantes, no necesariamente funcionará para la iglesia que ministran entre otros grupos étnicos y si eso no se atiende y se invierte en hacerlo eficiente, los cambios y las necesidades de nuestro pueblo seguirán superando y desbordando los esfuerzos de la denominación.

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En mi caso personal, me he sentido muy complacido y ha sido muy positiva esta experiencia. Creo que el nombramiento que hizo el Obispo Schol conmigo es más un reconocimiento a la obra hispana en nuestra conferencia, que a mi persona. Foto cortesía del Pastor Onay López-Díaz.

Somos una denominación que aún tiene las costumbres y la mentalidad de trabajo y misión de hace 60 años, se abrían las puertas de los templos y la gente venía, ya eso no es así.

En mi caso personal, me he sentido muy complacido y ha sido muy positiva esta experiencia. Creo que el nombramiento que hizo el Obispo Schol conmigo es más un reconocimiento a la obra hispana en nuestra conferencia, que a mi persona. Tengo grandes expectativas con este nuevo rumbo de mi ministerio. Tenemos muchos planes para trabajar con ambas congregaciones, queremos fortalecer el trabajo con los jóvenes, ser más intencionales en la formación del laicado y abrir un servicio con liturgia contemporánea. Nuestro enfoque principal es alcanzar la comunidad que rodea la iglesia con el amor y la Palabra de Dios.

* El Rev. Gustavo Vasquez es el Director de Comunicaciones Hispano/Latinas de la IMU. Puede contactarle al (615)742-5111 o por el http://[email protected].

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